El pasado domingo, tuve el placer de asistir a la inauguración del mercadillo agrícola de San Lorenzo, y con satisfacción pude observar el resultado final de este sueño hecho realidad. Me dio mucho gusto la asistencia de tantos miles de personas al lugar, a pesar de que no hubiera suficientes plazas de aparcamiento, para acompañar a todas aquellas personas anónimas que durante años han trabajado por la realización de este mercado. Aunque dicho sea de paso, D. Jerónimo Saavedra solventó el problema de donde poner su coche oficial rápidamente, puesto que lo plantó en medio de la calle.

Este mercado no es, valga la redundancia un mercado cualquiera, es el logro de una lucha colectiva que el pueblo de San Lorenzo ha mantenido durante más de un decenio. Digo esto tan tajante y rotundamente, después de leer en estos días un artículo de prensa que analizaba los desajustes poblacionales entre la zona baja de la actual ciudad y la zona alta, es decir, en definitiva, entre la capital de Las Palmas de Gran Canaria y el Municipio de San Lorenzo. El municipio palmense anexionó al de San Lorenzo en 1939 y comenzó a expansionarse por él, sin ningún tipo de ordenamiento que contemplara además de la necesidad de construir viviendas la consecuente atribución de servicios.

Y esta situación, tal como analizaba el periódico local de La Provincia, persiste hasta el día de hoy y se agrava cada día que pasa. Algo que las asociaciones de vecinos por un lado y colectivos de la zona por otro llevan denunciando incansablemente desde hace años y algo que quienes somos de la zona, soportamos a diario. Poco menos que risible - por decir algo – quedan aquellos pretextos que la capital argumentó para la ilegal anexión, que realizaba para atender a la población que el consistorio sanlorenzano tenía abandonada.


Por ello el mercadillo es un logro de los conciudadanos de nuestro municipio, por que será un punto de apoyo que cree sinergias económicas en la zona que, además, den algo de respiro a nuestra maltratada agricultura y ganadería.

Entre tanto político de la zona que se acercó a la inauguración, además del alcalde de la capital que debería de estar despistado para venir a esta jurisdicción, destacaba exultante, Margarita Torrent. Mientras fue concejala de distrito de Tenoya – Tamaraceite – San Lorenzo, cargo de la que la relevaron en contra de sus deseos, además de ostentar la concejalía de Agricultura y Ganadería del ayuntamiento palmense, se convirtió en una enamorada de la historia del Municipio de San Lorenzo. A los miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y del Municipio de San Lorenzo, entre los que me incluyo, nos consta que no se perdió ni una sola de las charlas que este colectivo realizaba en los distintos barrios, pagos y pueblos para dar a conocer nuestro pasado.


Desde el primer momento, puso todo su empeño en darle un mercadillo a la zona y el denominado “plan Zapatero” fue la llave. Como gestora de lo público, ella puso las ganas y el impulso, arropada por el empuje ciudadano, y el Feile las perras. Por ello creo que fue la más felicitada, en mi opinión justificadamente, en el día de ayer. Ha sabido entender nuestra historia y respetarla haciendo un mercadillo digno del pueblo de San Lorenzo, acorde a su esencia agrícola, lejos de los mamotretos de cemento de la gran urbe, que confieso que tenía miedo de encontrar.

Finalmente, acabo este artículo deseando que este espacio fructifique alargándose su actividad en el tiempo para dar un espacio a aquellos que, trabajando de sol a sol la tierra, quieran vender directamente sus productos. Para todos aquellos artesanos, ganaderos y en definitiva todo aquel interesado que desee volver sus ojos al sector primario deseo que sea un soplo de aire fresco en nuestra lastimada economía local y que cuidemos, entre todos, este espacio que tanto ha costado construir.

Felicitaciones pues a todos por esta nueva semilla que se planta en nuestro municipio de San Lorenzo.