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Categoría: Historia
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Ser historiador no es estudiar historia sino hacer historia y esta ciencia conlleva una serie de pasos. Uno de ellos, el más importante, es estudiar los documentos originales, escritos en muchos casos de manera que es difícil entender lo que se escribe en ellos y para descifrarlo debemos estudiar Paleografía. Escribir sobre historia no es un ejercicio de entrevistar a seres humanos, que también, o dedicarse a hacer una recopilación de fotografías y acompañarla de un pie de foto, cuando se hace, y comentarla. Eso no es historia, más bien sería un trabajo etnográfico siempre que se acompañe de una buena redacción y de una bibliografía adecuada, además de citar las fuentes en las que se fundamenta. El trabajo histórico es pasar miles de horas ante documentos que hay que verse, que hay que analizar, contrastar, que hay que reflexionar sobre ellos y no es simplemente transcribir un documento. Este tipo de trabajo es agotador y se puede decir, vulgarmente, que te quemas la vista. Debes visitar archivos públicos y privados, eclesiásticos y civiles, hemerotecas, bibliotecas y trabajar en ellos muchas horas, muchos días, muchos años. Eso es la historia y las colecciones de estampas, las fotografías o las postales son auxiliares de la historia, pueden ser complementos que ayuden a comprender el hecho de forma visual. Por otra parte también hay que decir que la novela, la poesía o el teatro son otras actividades intelectuales que no tienen que ver con la ciencia en cuestión, acaso podrían aportar algunos aspectos a la historia y/o a la etnografía. En la novela o el teatro, por poner unos ejemplos, el que lo escribe es el que decide el comienzo y el final. El historiador, en cambio, está al servicio de la verdad, de la honestidad, del compromiso social. Debe dar cuenta de lo que escribe y uno de los testigos más severos es la propia historia, que reflejará el nivel de compromiso, de la veracidad de lo que se escribe, de contrastar lo estudiado…es, en suma, un ejercicio de verdad y un compromiso con la Memoria Histórica. Sin memoria no hay historia y aquellos que se empeñan en acallarla no son historiadores, son inquisidores. ¿qué sucede

No hace falta vivir en un pueblo para hacer una historia de ese pueblo, simplemente se estudian los documentos y si se quiere se añade las opiniones de los vecinos, pero siempre acompañadas de la del estudioso. Si se valora lo de ser vecino también se debe valorar otras variables, tan importantes como aquella otra. El apoyo institucional para una publicación debe ser dado a todas y todos por igual, teniendo en cuenta los méritos de cada uno, y no basándose en la amistad o en las ideas afines a los que gobiernan. Los libros históricos sobre la zona, con carácter científico, son varios los que se han publicado y también se han publicado otros que no tienen esas características.

También observo cómo hay personas que opinan sobre los objetivos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y del Municipio de San Lorenzo y manifiestan, de forma respetuosa, que creen que es una reivindicación lícita. Pero a continuación recalcan que no sería positivo tener un Ayuntamiento de San Lorenzo, además se atreven a decir que lo avalan estudiosos del tema. Yo no conozco estudiosos del tema de San Lorenzo, lo que sí estoy seguro es de que poco a poco irán surgiendo. El único estudio, y por ello supongo que estudioso, que hay sobre nuestro Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite es una Tesis Doctoral que fue calificada con la máxima nota posible, Sobresaliente Cum Laude, y es citada, en el libro del Doctor Manuel Ramírez Muñoz titulado El Centro Asociado de la UNED Las Palmas de Gran Canaria (1973-2005). No se debe preguntar sobre si le parece o no correcto la reivindicación de un colectivo por recuperar algo que le fue robado porque si fue robado es de justicia que sea devuelto. El problema es que fue tomado al asalto y saltándose toda la legalidad vigente como era la Ley Municipal del Año 1935. No se consultó a la población, no se adaptó a la legalidad, se asesinó para que la gente callara…eso es una atrocidad y el que manifieste la contrario está atentando contra el derecho que ampara a los ciudadanos a reivindicar lo que se les robó a mano armada sin tener en cuenta al Consejo de Estado. Lo que hay que decir es que un alcalde de la Ciudad es nombrado Gobernador Civil para llevar a cabo lo que se había programado en el Ayuntamiento de las Palmas. De forma vergonzosa cesa en sus funciones y a continuación es nombrado como máximo exponente político y militar para que pueda llevar a cabo lo que se deseaba hacer con el Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite desde hacía más de cien años y no se había podido hacer porque la legalidad lo impedía.

La pregunta que nos debemos hacer es en qué estaban pensando algunos cuando escriben de historia. ¿Cómo es posible que el historiador no se pregunte sobre el por qué un municipio dobla su superficie de la noche a la mañana? ¿Cómo se puede escribir sobre demografía y no preguntarse de dónde proceden unos 30.000 habitantes que se suman a los existentes?

Esto no es un distrito y SÍ un TERRITORIO soberano, una JURISDICCIÓN, un PUEBLO, un MUNICIPIO y si así no se dice se está ocultando la verdad. Los representantes de la Capital son intrusos en un TERRITORIO que no es el suyo y sus defensores son igual de culpables. Nosotros no somos separatistas, no somos rebeldes, que también, sólo reivindicamos la justicia y el triunfo de la verdad histórica y denunciamos lo que se hizo bajo la fuerza de las armas, el interés económico de unos pocos y sus consentidores, el robo manifiesto y por consiguiente  que se nos devuelva la condición del estatus que teníamos hasta el año 1939. Los consentidores y lamedores de prebendas son los que han tenido muchísima culpa, callando y aceptando, en que esta situación se eternice de forma injusta y cruel.

Nosotros no queremos la separación sólo pedimos que se nos devuelva lo que se nos robó a punta de pistola y con el consentimiento de los aprovechados de turno que entraron a formar parte de los grandes beneficiados. Son esos que callan y que han callado durante mucho tiempo, son esos que dicen amén a todo lo que digan los políticos de la Capital. El ser buen vecino no es postrarse y callarse ante los desmanes y expolios, el ser buen vecino es querer lo mejor para el resto de vecinos y vecinas y apostar, claramente, por el bien común. ¿Es justo que los diferentes municipios, incluso con menos población, tengan todo tipo de servicios mientras, por ejemplo, Tamaraceite siga pidiendo mejoras de transporte, agua o sanitarias? ¿Es justo que esta Ciudad sólo tenga hoy sábado cuatro farmacias de guardia y ninguna en Tamaraceite? No somos ni Ciudad ni Municipio porque ni para una cosa ni para otra interesamos. Somos, simplemente, el estercolero de una Ciudad y una zona abandonada por esos políticos que no nos representan. Se dedican a dar ayudas a fiestas y eventos para amigos en vez de atender las necesidades de una población muy necesitada y abandonada a su triste suerte. ¡BASTA YA! ¡SÍ a nuestro MUNICIPO DE SAN LORENZO DE TAMARACEITE! ¡SÍ a la MEMORIA HISTÓRICA! ¡SÍ al reconocimiento a nuestros ASESINADOS y a sus justos derechos!

No quiero terminar sin manifestar que querer unificar las diferentes opiniones en un solo credo es típico de las más infames dictaduras. Lo lógico es dar voz a todas las opciones y no acallarlas por diferentes métodos, incluido el ninguneo y la ocultación de los voceros discordantes. La grandeza de un colectivo es la pluralidad, el dar voz a todas las opciones porque es la mejor manera de crecer y hacernos más grandes. El miedo a escuchar a los que no comulgan con las políticas caciquiles es el que no se tienen argumentos para contrarrestarles y eso es algo muy típico. Todas y todos tenemos cabida en una verdadera democracia y lo contrario es una pantomima, una triste representación de un teatro falsario e interesado y eso no es hacer política, sencillamente es poner en práctica la opresión y el acallamiento interesado y a eso no estamos dispuestos a jugar los que apostamos por la verdad y la justicia.

Juan Francisco Santana Domínguez