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Durante el primer cuarto del siglo XVIII muchos de los pobladores de Tafira, que pertenecían a la jurisdicción de la Ciudad, venían a San Lorenzo a bautizar a sus hijos, a contraer matrimonio o a enterrarse, debido a la proximidad geográfica, y ello seguiría sucediendo hasta el momento en que Tafira tuviera su propia parroquia.

Tafira como zona frontera con el Municipio de San Lorenzo es nombrada en diferentes documentos a lo largo del tiempo, desde los primeros propietarios de tierras en la rica zona del Dragonal que van a ser, entre otros, en el primer cuarto del siglo XVI, Luís Fernández y Pedro de Porras[1]; posteriormente, y en concreto el día 5 de diciembre de 1532 a Juan de Ariñez, escribano mayor de la Isla se le adjudicaron terrenos en el Valle del Dragonal.[2]

 

El 16 de enero del mismo año, Diego Sánchez Mendo vendía  a Juan de Siverio un parral que tenía junto a la Ollería, en la cabezada del Dragonal, que había sido de Luis Hernández y lindaba por la parte de arriba con los riscos de Tafira y por abajo el río, también vendía unas tierras junto al parral y Cuevas de la Ollería, que a su vez habían sido de Andrés Martín, “...ollero, su cuñado difunto, con todas las tinajas que están en la bodega de dichas cuevas y fuera de ellas”.[3]  Toda esta zona va a ser muy rica en cañaverales en los años finales del siglo XV y a lo largo del siglo XVI, compartiendo con aquellos cultivos las plantaciones de viñedos y aumentando éstos a lo largo de los años.

El pago del Dragonal también pasará a la historia de la Isla, debido a que muy cerca de él, concretamente en Tafira Alta, tuvo lugar, en el año 1599, el enfrentamiento entre los holandeses de Van der Does y las tropas canarias del Gobernador Pamochamoso. Sucedió que en su deseo de llegar a Santa Brígida en busca de botín, los holandeses al mando del Comandante Storm, atraviesan toda esta zona, arrasando las posesiones que encontraban a su paso, sufriendo una encerrona y huyendo despavoridos hacia la Ciudad, en lo que se denominó La Acción del Dragonal o Batalla del Lentiscal. El resultado fue  una  gran  masacre acaecida el  día  3 de julio del año en cuestión, llegando los canarios a la Capital  con las cabezas de los jefes holandeses ensartadas en las puntas de sus picas, y como venganza, Van der Does y los suyos, saquean y queman la ciudad de Las Palmas, llevándose consigo multitud de documentos y obras de arte[4], de un gran significado para la historia y los habitantes de la Isla.

Los datos serían muy numerosos y aquí sólo se trata de hacer unas reseñas de lo que compartieron Tafira y San Lorenzo a lo largo del tiempo, siendo curiosa una noticia de un copón de plata. El presbítero D. Juan Agustín Naranjo y Nieto, destinado en la iglesia Catedral de Caracas, procedía de Gran Canaria y el 26 de junio de 1760 hizo donación de cuatro piezas de arte indiano a la Parroquia de san Lorenzo, que eran: una arquita adornada de varias reliquias, un cofrecito de carey, un copón de plata sobredorado y una cajita de cedro con llave para guardar los tres anteriores.[5]

El donante vivió en Caracas, donde ejerció diferentes cargos eclesiásticos, y más tarde fue juez y examinador sinodal y protonotario apostólico en la Nunciatura de España. De su donación destaca la arqueta o cofrecito de carey con guarniciones y adornos de plata, que hoy podemos apreciar entre los tesoros que conserva San Lorenzo, de él se nos dice que: "... es el ejemplar más rico de Canarias en su género...recubierto de placas de carey, con incrustaciones de nácar y decorado con molduras y guarniciones de plata cincelada, se apoya sobre anchas patas de plata calada y cincelada con motivos simétricos barrocos. Sobre la cubierta semicilíndrica se alza una plancha vertical de plata, en la que se ha recortado una imagen de Ecce Homo bastante expresiva y un arco bordeado por rayos flameados y presidido por una cruz. Cincelado en el arco puede verse un letrero que dice: “TANTUM ERGO SACRAMENTUM A DEVOCN DEL DR. D. JUAN AUGUSTÍN NARANJO Y NIETO".

Es muy interesante también la caja de cedro en el que va colocada la arqueta, que también `podemos seguir admirando, siendo una obligada visita a San Lorenzo aunque sólo sea para admirarlas, destacan en esta extraordinaria pieza unos huecos para reliquias y unos dibujos chinescos policromados.[6]

Del copón de plata sobredorado, según un documento del año 1862, se nos decía:" ... pasó al sagrario de Tafira, donde permanece, sabiendo que es propiedad de San Lorenzo, y  la caja que contenía todo lo donado la tomó el cura de Santa Lucía de Tirajana, Francisco Suárez Romero, cuando fue cura de San Lorenzo, dejando defectuoso el conjunto por faltar estas dos piezas. El mismo cura que se llevó la caja de cedro se llevó el copón al trasladarse a Tafira."

Aquellos dos objetos salieron de San Lorenzo en el momento en que el cura Francisco Suárez Romero se trasladó a su nuevo destino de Tafira en el mes de julio del año 1848, según se desprende de los Libros Parroquiales, ya que el último documento que firmó data de la fecha indicada.

Debido a todo ello, el uno de agosto de 1862 el cura de San Lorenzo Cristóbal Ramírez González escribió al obisdado comunicándole la falta de dichos objetos y le dice textualmente: "...desposeída la Iglesia de San Lorenzo de este coponcito, ya que contaba en su servicio 88 años, se ha faltado a la voluntad de su donante".

El cura acusado contestó que para qué iba a coger dicha caja pudiendo comprar otra, al ser su valor tan ínfimo que no pasaría de un peso. Se equivocaba en su apreciación pues aquel objeto tiene un gran valor artístico y religioso. Con respecto al copón nos dice que fue llevado a la nueva parroquia de Tafira, cuando pasó a ésta como cura servidor, todo debidamente autorizado por el Obispo D. Buenaventura Codina para poder llevar a cabo la erección de la nueva Parroquia.

Contra el acusado también dió su opinión Cristóbal Caballero, otro de los curas de San Lorenzo, pidiendo que se devolviera a San Lorenzo todo lo que se había llevado.[7]
 
Algo tuvo que haber de cierto, en cuanto el último cura mencionado se aventura a manifestar, con palabras más suaves, que en realidad había robado varias cosas. Como vemos una noticia curiosa y llena de incógnitas.

Lo que une a Tafira y San Lorenzo, como hemos visto, son varias noticias y curiosidades a lo largo del tiempo e intentaré, en futuros trabajos, aportar más datos sobre ese maravilloso e interesante entorno.

Juan Francisco Santana Domínguez
Doctor en Historia


[1] A.H.P.L.P.  Cristóbal de San Clemente.  Nº  737,  fs.  575r-576r;  588v-589v.
[2] JIMÉNEZ  SÁNCHEZ,  S.:  Primeros repartimientos de tierras y aguas en Gran Canaria.   Las Palmas de G. C.  1940,  p. 22.
[3] A.H.P.L.P.  Cristóbal de San Clemente.  Nº  740,  fs.  337r-338v.
[4] DEL  CASTILLO,  P.  A.:  Descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias. Las Palmas de G. C.  1948,  T.  1,  pp.  1.030   y  ss.
[5] A.D.L.P.   Documentos sueltos de la Parroquia de San Lorenzo.  s.f.
[6] HERNÁNDEZ PERERA,  J.:  Orfebrería de Canarias.  Madrid  1955,   pp.  27;  204-205.
[7] A.D.L.P.  Documentos sueltos de la Parroquia de San Lorenzo.  s.f.

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