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Categoría: La voz silenciada
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Artículo REVISADO Y AMPLIADO (Sábado 7 de mayo de 2011)

Trabajar sobre nuestro territorio y sobre sus diferentes aspectos conlleva la posibilidad que cada día que trabajas surjan nuevos datos que hacen que se pueda ampliar el documento inicial y este trabajo es una prueba de ello al ser ampliado dos días después de ser publicado. Considero estos datos de suma importancia porque nos sitúan a Sebastián Rodríguez Valerio en diferentes lugares de nuestra Jurisdicción.

Sebastián Rodríguez Valerio fue alcalde del Lugar de San Lorenzo de Tamarasaite desde el año 1690 a 1695. También conocido como Sebastián Valerio y era vecino del Lugar de San Lorenzo. Fueron años de un fuerte crecimiento demográfico y por lo tanto el trabajo organizativo desempeñado por los responsables de la comunidad fue en aumento. La buena labor del Alcalde fue premiada con la asignación de un cargo de mayor notoriedad, como ya veremos.

Firma de Sebastián Rodríguez Valerio

El segundo apellido Valerio pudiera tener origen en algún italiano asentado en la Isla. Era vecino del Lugar de San Lorenzo de Tamarasaite y disfrutaba de una buena posición económica y social. Tenía negocios relacionados con la ganadería, según se desprende de una venta de un esclavo que hace al primer cura de la Parroquia de San Lorenzo, D. Juan González Travieso, el 25 de abril de 1683. Sebastián Rodríguez Valerio le vendió un esclavo “negro bossal”, se nombraba así a los esclavos negros nacidos en el continente africano, llamado Andrés, de unos dieciocho a veinte años de edad, por la cantidad de mil reales. El cura de San Lorenzo le entregó a cambio, y por el valor indicado, 50 ovejas valoradas a ocho reales cada una; un carnero en ocho reales; 30 “borregas” (crías de oveja) a cuatro reales cada una; un buey estimado en 110 reales; una vaca y una ternera valoradas en 90 reales; un macho cabrío, “que es el guía de las ovejas” cuyo valor fue estimado en 12 reales; una yegua mulata por un valor de 240 reales. Lo cierto es que la suma da un total de 980 reales, por lo que el cura se ahorró 20 de los mismos. Firmaron el documento ambos, haciéndolo el alcalde como Sebastián Balerio[2], como se ve en el gráfico siguiente.


Tenía, entre sus posesiones, diferentes lotes de tierras en diferentes zonas del Lugar de San Lorenzo de Tamarasaite, lo que hace pensar que además de ganadero también era agricultor y como prueba de ello tenemos que el 20 de noviembre del mencionado año 1683 arrendaba a Domingo Bayón cinco fanegadas de tierra en La Madre del Agua, que lindaban con tierras de Lázaro de Ortega, por arriba con el Lomo de los Silos y por la parte de abajo el barranco que conducía a Teror. También le arrendó una fanegada y media y otra suertecilla en el Granadillar y otra suerte en el Barranco del Acebuchal, todo fue arrendado por un período de cinco años. El precio que se le puso fue que el arrendador tenía que pagar anualmente diez fanegadas de trigo y 75 reales. En el presente documento[3] se puede apreciar como el mencionado Sebastián Valerio sabía muy bien escribir y firmar.

El día 12 de enero de 1694 el Señor Presidente y Oidores de la Real Audiencia decían que era costumbre hacer el nombramiento anual de Sobreguarda de la Montaña de Doramas para que la persona que ostentara el cargo se hiciera cargo de su conservación y de los otros montes y montañas de la Isla y en concreto del Monte Lentiscal “que se hallaba totalmente arruinado y atendiendo que en Sebastián Valerio, Alcalde del Lugar de San Lorenzo, concurren las partes, calidades y entereza que se requieren para dicho oficio, le nombran por tal Sobreguarda de dicha Montaña de Doramas y de los demás montes y montañas de esta Isla y del Monte Lentiscal, y se le manda que use el dicho oficio con el cuidado y desvelo que conviene para su conservación por este presente año, visitando y haciendo todas las demás diligencias que le son obligadas”. Según este escrito[4], se desprende que el Alcalde de San Lorenzo tenía muy buenas cualidades para desempeñar el cargo que le era asignado.

Muchos hombres de San Lorenzo no sólo llevaron una labor interesante en su propio Lugar sino que fueron más allá, debido a sus méritos, y Sebastián Rodríguez Valerio es uno de ellos. Son nombres que deben ocupar un lugar de honor en nuestro callejero y en nuestros parques y plazas aunque de momento sólo unos pocos han tenido ese merecido privilegio. Nuestros alcaldes se merecen un parque o una “Plaza de los Alcaldes del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite” en la que se  refleje su trabajo al servicio de la ciudadanía. Nuestra historia, nuestros hombres y mujeres y nuestro rico patrimonio se merecen un reconocimiento que, por múltiples circunstancias, se ha retrasado en el tiempo pero nunca es tarde y estos trabajos de sacar a la luz pública a nuestros hombres y mujeres, entre otros objetivos, persiguen el necesario y justo reconocimiento y que sus nombres sean un referente cultural y diferencial de nuestra particular historia.

Este pequeño trabajo sobre Sebastián Rodríguez Valerio es el inicio de uno de mayores dimensiones que se irá completando al estudiar y trabajar la época en que le tocó vivir. Se trata de ir leyendo a todos los escribanos de aquellos momentos así como los libros de Audiencia y Gobierno de la Isla e intentar ir buscando datos alusivos al hombre, al entorno y al espacio de tiempo en el que llevó a cabo sus acciones políticas y personales. 

Juan Francisco Santana Domínguez


Notas:
[1] SANTANA DOMÍNGUEZ, JUAN FRANCISCO: “Los Alcaldes del Municipio de San Lorenzo de Tamaraceite. Pueblos, pagos, barrios y otros aspectos”.  Las Palmas de Gran Canaria 2009.
[2] A.H.P.L.P. Diego Álvarez de Silva. Nº 1.294, fs: 134v-135v.
[3] A.H.P.L.P. Melchor Gumiel de Narváez. Nº 1388, fs. 214-216.
[4] A.H.P.L.P. Audiencia. Libro de Gobierno. Volumen 1º. Años 1603 – 1699, fol. 302. Legajo 27.