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Categoría: La voz silenciada
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Trabajar en la búsqueda de datos referentes a los límites del Municipio de San Lorenzo y luego dar forma a toda la documentación encontrada, a lo largo de los años, me ha llevado a pensar que la historia desconocida es muchísimo más amplia que la conocida y sólo me refiero a nuestro entorno más inmediato. Somos muy poco conocedores de nuestro pasado y sí que es verdad que conocemos la historia a grandes rasgos pero nos sorprenderíamos al descubrir los detalles y los cambios que experimenta la misma hasta llegar al momento presente. En ocasiones llegamos a descubrimientos tan sorprendentes que hacen que necesitemos contrastar muy bien lo que vamos a dar a conocer y uno de esos temas es el relacionado con la línea divisoria entre la Capital y San Lorenzo.

Para la población actual es poco conocido y, en general, sorprendente el tema de los límites del Municipio de San Lorenzo en el momento de ser incorporado a Las Palmas de Gran Canaria, pero aún es más sorprendente si nos alejamos en el tiempo y nos situamos en los años veinte del siglo XIX para poder ver como un Municipio dirigido por intelectuales y gente muy poderosa utiliza una variada gama de estrategias para recortar la extensión de San Lorenzo, acudiendo a las amenazas, a la ilegalidad, a la utilización de un juego sucio y desigual, basado en la preparación de los políticos de la Capital, amparados por gobernadores y gente de leyes, frente a agricultores y gente con escasa, en la mayoría de los casos, formación para afrontar una lucha tan desigual que siempre benefició a la Capital, excepto en aquellos momentos en que el Municipio de San Lorenzo tuvo hombres con formación suficiente, o al menos una gran valentía y coherencia, para negarse ante las pretensiones y luchar por lo que les pertenecía según la Ley.

Hace ya muchos años me encontré con un documento que hacía alusión a un cura de la Parroquia de San Lorenzo y al Puerto de La Luz y ahí quedó pues no le encontraba sentido. Para mí era imposible que la jurisdicción de San Lorenzo de Tamarasaite llegara a aquella zona de la Isla. Me dije a mí mismo que posiblemente se quiso expresar por escrito otra cosa y la redacción no fue acertada, pero nunca me olvidé de aquella primera nota que relacionaba a San Lorenzo con la zona del Puerto. Soy el primer sorprendido en poder ver a donde llegaban los límites y así, poco a poco, fui dándome cuenta de su verdadera extensión inicial, que luego, a lo largo de los años, fue menguando en pro de los intereses de la Capital, pero eso lo veremos al final del documento.

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En la presente lámina y en línea más gruesa negra y roja se pueden apreciar los límites de San Lorenzo con respecto a la Capital. Se aprecia el Castillo del Rey que se ponía como referencia en los litigios fronterizos.[1]


En el año 1939 cuando San Lorenzo es incorporado a Las Palmas de Gran Canaria, haciendo alusión a la Ley Municipal de 1935, se estaba cometiendo un error mayúsculo porque aquella Ley era inaplicable al caso de San Lorenzo y se estaba llevando a cabo, otra más, una injusticia que ahora ha salido a la luz, no sólo por los testimonios orales, sino porque los documentos y leyes nos hacen ver la ilegalidad cometida. Dentro de los límites del Municipio de San Lorenzo se encontraban lugares como Schamann, Escaleritas, Las Arenas, El Polvorín, Lomo Apolinario y sus alrededores, San Antonio, Barranquillo de Don Zoilo, La Paterna, Guanarteme hasta la Plazoleta de Farray, siendo la Peña la Vieja el referente fronterizo, además de San Lorenzo, La Milagrosa, Almatriche, Dragonal Bajo, Dragonal Alto, Tamaraceite, Las Majadillas, Hoya Andrea, La Suerte, Piletas, Tenoya, Cuevas Blancas, Casa Ayala, Román, El Zardo, Cuesta Blanca, Llanos de Mª Rivera, Siete Puertas, Lomo los Frailes, Las Perreras, La Galera, El Toscón, S. José del Álamo, Las Mesas, Los Giles, Costa Ayala, Cuevas Torres, La Minilla, Las Torres, La Feria, El Rincón, El Cardón, Chile, Cruz de Piedra, Las Rehoyas o Hoya de Enamorado, actual Siete Palmas, entre otros.

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Aquellas fronteras que tuvieron su origen en la separación parroquial del año 1681 fueron bastante diferentes en sus orígenes. Siempre en la línea que separaba los municipios de la Capital y el de San Lorenzo hubo problemas porque, entre otras razones, la población asentada en las fronteras de ambos no tenía claro a que municipio tenían que pagar sus contribuciones. Va a ser a partir de 1812, con la Ley Municipal, cuando los antiguos Lugares y Villas pasan a denominarse municipios y se comienza a extender una serie de problemas limítrofes en todo el Estado. En tal sentido nos vamos a encontrar que hasta, aproximadamente, el año 1821, los límites de San Lorenzo se extendían hasta el Puerto de la Luz y la Isleta y así lo demuestran muchos documentos de cobro de impuestos de la sisa y el mesón del Puerto, destacando este escrito de 2 de octubre de 1820, en donde se nos especifica: “ Siendo Alcalde D. Miguel Jiménez. Acordaron se oficie al Ilustre Ayuntamiento de la Capital,  a fin de que siendo desde tiempo inmemorial el lindero de esta Jurisdicción por lo que se respecta a la Justicia desde la Acequia de San Nicolás, el Puerto de la Luz y la Isleta lo que linda esto sea de este Cuerpo, que es la sisa y el mesón del referido Puerto”.

Existen otros documentos que hacen alusión a aquella jurisdicción y en el mismo sentido, en el mes de agosto de 1895, el concejal de San Lorenzo, Juan Ponce García, manifestaba: “ Con respecto al edificio público destinado a polvorín, que hace poco tiempo se ha construido en Las Rehoyas, en esta jurisdicción municipal, se debía haber hecho entrega de los planos en este Ayuntamiento y no en el de Las Palmas, siendo un abuso y en consecuencia este Pueblo seguiría mermando su jurisdicción, proponiendo que el Ayuntamiento dirija un escrito al Gobernador Militar, suplicándole se digne manifestar los antecedentes que existan sobre dicha fábrica que se halla en este término municipal, remitiendo copia de los planos para su custodia en este Archivo”. De forma evidente, a lo largo de aquella centuria, se multiplicaron los problemas limítrofes y algún bocado a los mismos se hizo, beneficiando a la Capital, como así lo demuestran las palabras del concejal de San Lorenzo cuando nos dice “seguiría mermando su jurisdicción” en clara referencia a que algunos Gobernadores Civiles ya hicieron un trabajo en pro de que la Capital ampliara su dominio territorial en la zona del Puerto de la Luz.

Volviendo atrás en el tiempo, el día 29 de abril del año 1821 se hablaba de las lindes por el naciente con la Capital para evitar los perjuicios por el reparto de la contribución y para ver los lindes se nombró un perito, como ya se había hecho en el año 1818. El día 12 de mayo de 1821 se volvió a insistir en el tema de los límites municipales y el 24 de diciembre del mismo año se hace alusión a los problemas con el deslinde por el Lomo de Albiturría, acordando la Corporación de San Lorenzo de hacer un recordatorio a la de la Capital, haciendo mención a los límites estipulados en el año de la creación de la Parroquia.

Las presiones no fueron sólo en los momentos de la anexión definitiva y de ello tenemos un ejemplo el seis de mayo de 1821 en donde el Jefe Político envía a San Lorenzo un decreto de la Junta Provincial de la Provincia para que se remitiera al Ayuntamiento de la Capital todos los fondos de la Jurisdicción, contestándosele desde San Lorenzo: “habiéndose quedado este Cuerpo sin tener con que pagar al secretario, portero y demás obligaciones, por lo que se les pide dejar dichos fondos a este Cuerpo para pagar sus obligaciones”. Meses después se revisaban los linderos por los cuatro puntos cardinales, siendo estos los momentos en que el Municipio de Las Palmas de Gran Canaria iba ganando terreno con la ayuda de la Autoridades competentes.

Los problemas de límites con el Municipio de la Capital no se acaban y debido a ello el Ayuntamiento de la Capital envía un oficio al de San Lorenzo, el día 29 de junio de 1822, para evitar dudas en el cobro de la contribución con los vecinos “del Lomo que llaman de Las Mañanitas (O Mañanicas)”. Desde San Lorenzo se les da contestación aludiendo a la verificación del deslinde que tantas veces se les había repetido.

No fue un tema pasajero sino que el 14 de enero de 1828 se volvió a hablar de límites en el Ayuntamiento de San Lorenzo, debido a que el Ayuntamiento de la Capital presionaba a los vecinos de las zonas limítrofes para que pagaran los impuestos en la Ciudad, y es por ello que en el libro de actas de aquel año nos encontramos con esta manifestación: “Los vecinos que concurran a arreglar el Camino Real que viene de la Ciudad, principiando en la Plaza de San Nicolás por encima del Calvario y Acequia Real, por la vereda o andén que cruza la ladera por debajo del Castillo del Rey, sólo por conservar las posesiones que desde antiguo tiene de llegar la vara de esta Alcaldía Real hasta la dicha Acequia de la Plaza de San Nicolás han ido siempre los vecinos a principiar allí la limpia del camino. Los vecinos de Las Rehoyas y Lomo de Mañanica no vienen a la llamada de la Alcaldía cuando hasta el año 1826 lo hacían.”

El 22 de agosto de 1833 el Síndico Personero del Ayuntamiento de San Lorenzo, D. Miguel Díaz Cabrera, por haberse dado muchas dudas y reclamaciones en relación a la demarcación y límites, vio la necesidad de saber hasta donde llegaba la Jurisdicción por la parte que lindaba con la “raya de la Ciudad”, tanto para el tema de las contribuciones como para el alistamiento y sorteo de los jóvenes que iban a entrar en el ejército, ya que muchos presentaban la excusa de ser vecinos de la Ciudad cuando se les llamaba desde San Lorenzo. Por todo ello manifestaba que era una absoluta necesidad que se procediera a hacer un deslinde formal entre ambas jurisdicciones, pidiéndolo a nivel judicial si fuere necesario. Curiosamente la Capital se va a beneficiar de esta situación de desorientación de aquella Corporación de San Lorenzo para lograr mejoras en la mencionada “raya”.

En el año 1836, justo en el mes de abril, nos encontramos con un oficio del Gobernador Civil para que se remitan “por fin, cada trimestre los nacidos, casados y muertos que hayan en los pagos de Las Rehoyas y Laureral, por depender éstos de la Alcaldía Real de este Pueblo”. Evidentemente suponía un problema que desde San Lorenzo, posiblemente por recordar algún mandato anterior, por descuido o por falta de costumbre, pues no existía allí un gran número de vecinos, no se remitiera la estadística de aquellos pagos y en consecuencia desde el Gobierno Civil se le recuerda a la Alcaldía que así lo hiciera.

Por la parte de la Ciudad, sin dejar de tener problemas, los límites se mantuvieron claros hasta la desaparición del Municipio, ahora bien no lo fue así por la zona cercana al Puerto ya que los intereses de la Capital hicieron que allí, a lo largo de los años veinte, de forma fundamental, y también a todo lo largo del siglo XIX, se recortaran, dejándolos en la Peña del Agujerado, la conocida actualmente como Peña la Vieja y continuaba por lo que se conoce actualmente como la Plazoleta de Farray, en donde se encontraba hasta 1939 el fielato, y continuaba por el Paseo de Chil hasta llegar al Castillo de Mata y Barranco de Guiniguada, haciendo frontera con los municipios de Santa Brígida, Teror y Arucas, así como con el Océano Atlántico.

Siendo Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria D. José Mesa y López quiso extender los límites de la Ciudad para el crecimiento de la zona que rodeaba al Puerto de la Luz y así intentó meter presión sobre los representantes del Municipio de San Lorenzo. En aquellos momentos era Alcalde de San Lorenzo D. José Rivero Viera, hombre con una buena formación, que contestó que la línea divisoria estaba muy clara. Mesa y López, siendo Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, amenazó a la Corporación de San Lorenzo con llevar el tema a Madrid, alegando que si no se cedía al crecimiento de la Capital por Guanarteme, Escaleritas y Schamann, hasta la Paterna, iba a ser peor pues en Madrid se daría el visto bueno para que fuera anexionado en su totalidad. No hizo efecto la amenaza y se contestó desde San Lorenzo que la Ley no daba la razón a la Capital y así fue. Eran años de muchas carencias y problemas económicos para la Capital y se vio como salida al problema la incorporación de las zonas de interés, pues sus poseedores eran los grandes terratenientes, en los documentos se les llama prohombres, de San Lorenzo, que con sus contribuciones y las urbanizaciones que se iban a llevar a cabo podían paliar la penuria económica del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Como ya sabemos aquellos propósitos no se pudieron llevar a cabo porque eran contrarios a la legislación vigente, que de forma clara amparaba a San Lorenzo, teniendo que llegar el golpe militar y su aprovechamiento en pro de unos intereses largamente pretendidos, como se ha podido ver.

En el siguiente documento se hace alusión a aquellos límites del siglo XIX: “todavía recuerdan los vecinos más viejos de San Lorenzo y en su archivo municipal existen documentos que así lo confirman, que Las Palmas sólo llegaba a la acequia de San Nicolás, y el Puerto de la Luz y la Isleta pertenecían a San Lorenzo y año tras año ha ido cediendo este terreno hasta llegar a la actual delimitación…

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Este es un ejemplo de clara injusticia histórica, que debemos conocer para poder tener una opinión con fundamento al respecto y no basada en los deseos del corazón.

Juan Francisco Santana Domínguez
Doctor en Historia

[1] COELLO,  F.:  Atlas de España y sus posesiones de ultramar.  Madrid  1847. T. II.
Esta  obra  consta  de  dos  desplegables  y  en  el segundo he marcado con una línea más gruesa para señalar los límites aproximados del municipio de San Lorenzo con su vecino de Las Palmas, también he  señalado  con  una  flecha  el  Castillo  del  Rey  y colocado  el  nombre de San Lorenzo, así como la línea roja que marca otro límite municipal hasta el año 1821 aproximadamente.