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Los pagos de Casa Ayala, Costa Ayala, El Rincón y Tinoca formaron en un principio un gran lote de tierras que se repartirían entre los conquistadores de más renombre, debido a su gran importancia económica, fundamentalmente al negocio de la caña de azúcar, intimamente ligado a la riqueza en aguas de la zona, siendo hacia el año 1485 Juan de Civerio y Muxica uno de los principales agraciados, junto a Antonio de Arévalo, Hernando de Miranda, García de Asiego, Hernando de Prado, Ibone de Armas, Juan de Mayorga, Pablo Pérez, Alonso Hernández Castil de Vil y Gonzalo de Burgos; años más tarde, concretamente en 1506 con el Licenciado Zarate, se revisan las datas anteriores siendo la principal beneficiada Catalina Guerra, esposa de Juan de Civerio[1] (en muchos documentos aparece como Siverio o Siberio).

Por los mismos años de fines del siglo XV y comienzos del XVI llegará a la zona Guillén de Ayala, apellido de origen vasco[2], al igual que el de muchos otros conquistadores. No consta que este personaje estuviera relacionado con la conquista de la Isla, pero sí que llegó por aquellos primeros momentos y se hizo con un considerable lote de tierras en la desembocadura del Barranco de Tenoya. Allí construyó su hacienda, justo en la ladera del Barranco, en lo que hoy en día se sigue conociendo como Casa Ayala y en su momento se conoció como la casa de Guillén de Ayala, y plantó los terrenos colindantes, llegando sus posesiones al Llano del Mar, lo que hoy es conocido como Costa Ayala.

En el testamento del Capitán D. Juan Siberio Mujica, hecho el día 8 de noviembre de 1629, nos decía que había comprado, durante su matrimonio con Dª. Catalina Espino, un tributo de 650 ducados en los bienes que habían sido de Guillén de Ayala, en Tenoya, con sus tierras y aguas, y que continuaban pagándose.[3]

En el año 1675 Salvador Hernández y su esposa Catalina Hernández de Cerpa, vecinos de San Pedro de Tenoya, compraron un lote de tierras, compuesto por unas veinte fanegadas a D. Juan Huesterling Sarmiento y Saavedra, que a su vez había sido comprado a los herederos de D. Bartolomé de Moxica en el año 1672. Eran tierras montuosas en El Cardonal que lindaban por la parte de arriba con la Cueva del Lagarto, continuando adelante por la Cordillera del Cardonal a dar a los Caideros del Rincón junto a las tierras que llamaban de Burgos (hace mención a Gonzalo de Burgos, uno de los conquistadores ya mencionados), y que en aquel entonces pertenecían a Francisco González Enamorado, y por la parte de abajo estaba el mar y los cercados que habían sido de Guillén de Ayala, y por aquellas fechas ya pertenecían al matrimonio comprador. El personaje mencionado, Francisco González Enamorado, será el que le de nombre a lo que hoy es una de las zonas más importantes de Siete Palmas.

El mencionado comprador, Salvador Hernández, era labrador y Alcalde del Lugar de Firgas, e imponía su deuda sobre 12 fanegadas de tierra labradía de “pan sembrar”, que eran conocidas como Los Cercados de Ayala, con una fanegada plantada de viña, higueras y otros árboles frutales, casa de alto y bajo y dos días y dos noches de agua que le correspondían del Heredamiento de Tenoya. Sus linderos eran por un lado lo que llamaban el Llano de la Mar, tierras que pertenecían a los herederos de D. Gerónimo de Angulo, por el otro lado el Barranco de Tenoya, por la parte de abajo daba con el mar y por arriba otras tierras que el comprador había adquirido a D. Fernando Lezcano en el año 1648.[4]

En el año 1682 Salvador Hernández tenía todavía unas 24 fanegadas de tierra, “doce debajo de agua y doce de sequero montuosas y labradías, que estaban situadas “donde llaman El Rincón”. Lindaban con tierras de sus yernos Pedro Felipe y Juan Rivero, con las de su hijo Sebastián Hernández de Cerpa y con el Barranquillo de la Hoya de Mota[5]; evidentemente había hecho con las tierras de toda la zona, pero gran parte de las posesiones de Salvador Hernández las había repartido en las dotes de casamiento de sus hijos.

En el siglo XVIII aumenta el número de familias asentadas en este pago y así, en el año 1745 Josefa Falcón, viuda de Francisco Herrera, vende un pedazo de tierra en “Casa de Aiala” debido a las necesidades que estaban pasando sus hijos, que lindaban con tierras de los herederos de Mateo Cabrera y con otras de Antonio González, así como con el Barranco y al otro lado la Acequia del Rincón.[6] Años después, concretamente en 1780, el matrimonio formado por D. Fernando Lezcano Y Dª. Tomasa González vendieron al Capitán D. Francisco Díaz de Armas, uno de los personajes más importantes de Tenoya en aquella centuria, unas tierras labradías bajo riego ”donde dicen la Casa de Aiala” que daban unas ocho fanegadas de grano anuales[7], lindando por arriba con la acequia que iba al Rincón, por un lado tierras de Salvador Afonso y por otros dos lados tierras que pertenecían al comprador.

Por las mismas fechas el mismo personaje también compraba a Salvador Afonso, un lote de tierras con el que lindaban las tierras anteriormente citadas, cuatro trozos de tierra “donde llaman El Cortijo de Aiala” en Los Lomitos, que había heredado de Catalina Rivero[8]; otras que compró a los herederos de Catalina González en la misma Casa de Aiala, que lindaban por arriba con la acequia que iba al Rincón, y a Diego Rodríguez le compra tierra plantada de parrales en Los Risquetes, que lindaba por arriba con las propiedades del comprador, por abajo el Barranco Real y por un lado las tierras que llamaban La Capellanía.[9]


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En esta lámina se puede apreciar el estado actual de la casa señorial que perteneció a D. Andrés Arbelos. Este tipo de legados merecen más atención por parte de los Organismos, y su restauración sería un gran acierto. Lámina del autor.


Si en el siglo XVII fue Salvador Hernández, natural de Firgas, el gran poseedor de tierras y posesiones en la zona, en el siglo XVIII lo sería el Capitán D. Francisco Díaz de Armas, natural de La Vega[10], cosa curiosa que tuvieran que ser, en ambos casos personajes foráneos, pero ambos asentados en Tenoya después de sus respectivos matrimonios.

Ya desde mucho antes del año 1796 la familia Rivero tenía pequeñas posesiones de tierra de regadío en la Cañada Honda, lindando por arriba la Acequia del Rincón y por abajo las tierras de D. Miguel Camacho, mientras que a ambos lados las limitaba el Barranquillo[11], y así diferentes familias se fueron haciendo con pequeñas posesiones desde finales del siglo XVIII, construyendo sus hogares y aprovechando las ricas tierras del entorno.

En el año 1843 el Hospital de San Martín tenía unos terrenos que denominaban la finca de La Calzada, que lindaban con las tierras de D. Pedro Díaz Acosta, lo que hizo que éste último las quisiera comprar. Se trataba de una ladera que estaba por la parte de arriba del camino que iba a la casa que había sido del maestrescuela (dignidad de algunas iglesias catedrales a cuyo cargo estaba la responsabilidad de enseñar las ciencias eclesiásticas) D. Andrés Arbelos, incluido el rincón de la cordillera y que se denominaba genéricamente La Ladera y Rincón, la que podemos apreciar en la lámina que podemos ver en este trabajo.

El Ayuntamiento de San Lorenzo vio con buenos ojos aquella pretensión, debido a que las lluvias arrastraban la tierra y era muy necesario construir una pared para la citada Hacienda, obra que había sido solicitada en varias ocasiones por dicho Ayuntamiento, pero que no se había podido llevar a cabo debido a la escasez de recursos de la Institución responsable.[12]

Por aquellos años también eran propietarios en la zona de Costa Ayala, entre otros muchos: D. Pedro Montesdeoca, D. Pedro de Armas, D. Antonio Henríquez Granado, D. José Sánchez Rivero, Dª. Antonia Vega Falcón, D. Manuel Vega Falcón, los herederos de D. Fernando Ramos, los herederos de D. Gregorio Déniz y D. Fernando Cabrera Suárez (dueño de la Barranquerilla en Casa de Ayala, que hacía frente con el camino público de La Herradura).[13]

Hasta el año 1860 todos los pagos de la zona de Costa Ayala y sus alrededores entraban dentro de los datos de población de Tenoya, sin especificar el pago a que pertenecían, y así cuando se habla de la población de Tenoya hay que tener en cuenta esta circunstancia, ya que entraban los vecinos de los pagos de los alrededores.

En la obra de Pedro de Olive del año 1865 ya se nos dan datos de:
- Casa de Ayala, que era un caserío donde había doce edificios de un piso y dos chozas, habitadas por 15 vecinos, ascendiendo su población a 62 habitantes.
- El Llano del Mar(conocida hoy como Costa Ayala) era una casa de labranza de un piso, habitada tan sólo por dos personas.
- El Rincón era otra casa de labranza de un solo piso, igualmente poblada por dos habitantes.
Ya a comienzos del siglo XX, concretamente en el año 1905, los datos de población de Casa Ayala se habían multiplicado, apareciendo una población de más del doble con respecto a la cifra anterior, en concreto ascendía a 154 habitantes.[14]
En el Nomenclator del año 1930 los datos se hacen más precisos y se concreta aún mucho más en los pequeños pagos de los alrededores y así aparecen:
- La Cañada de los Lagartos(también conocida desde el siglo XVII como la Cueva del Lagarto[15]) con una población de 23 habitantes repartidos en cuatro viviendas.
- Cañada Honda, al igual que el anterior era un caserío con 51 habitantes repartidos en seis viviendas.
- Casa Ayala era ya un barrio de 52 viviendas con una población de 277 habitantes.
- Cortijo de Casa Ayala era un caserío con cinco viviendas y una población de 27 habitantes.
- Costa de Casa Ayala era otro caserío con 49 habitantes repartidos en siete edificios.
- Risco-quio tenía seis viviendas con una población de 43 habitantes.
- El Rincón tenía una población de tan solo catorce habitantes, repartidos en cuatro viviendas.

Curiosamente el nombre de Guillén de Ayala, aquel personaje del siglo XVI, llegará hasta nosotros, dándonos la posibilidad de trabajar sobre él y sacar a la luz su relación con esta zona de la Isla.

Juan Francisco Santana Domínguez
Doctor en Historia


* Este trabajo, con algunas variaciones, es parte del libro “Historia del Municipio San Lorenzo: Recuperando la Memoria Histórica” del mismo autor.


[1] HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, V.: “Aguas del Barranco de Tenoya” en Anuario de Estudios Atlánticos, Nº 33, pp. 239-262, Madrid 1987.
[2] GONZÁLEZ - DORIA, F.: Diccionario heráldico y nobiliario de los Reinos de España., Madrid 1987 p. 433.
[3] A.D.L.P. Legajo de misas en la Ermita de San Pedro de Tenoya. Nº 4, de 1824.
[4] A.H.P.L.P. Conventos. Leg. 16-10 y 24-18.
[5] Ibídem. Melchor Gumiel de Narváez. Nº 1.388, fs. 107v-112r.
[6] Ibídem. Juan Guerra de Quintana Nº 1.659, fs. 48r y ss.
[7] Ibídem. Manuel Román Falcón. Nº 1.805, fs. 361r-376v.
[8] Ibídem. Nº 1.780, fs. 103r-105r, 237r-239r.
[9] Ibídem. Nº 1.807, fs. 203r-209r.
[10] Iglesia de Santa Brígida. Libro de Bautismo Nº 4, f. 7; A.P.S.L. Libro de Bautismo Nº 4, f. 7.
Es una gran curiosidad que la partida de nacimiento de D. Francisco Díaz de Armas coincida con la de uno de sus nietos, tanto en el número de libro de bautismo como en el folio.
[11] A.H.P.L.P. Manuel Román Falcón. Nº 1.820, fs. 117r-119v.
[12] Ibídem. Beneficencia. Leg. 1, exp. 7.
[13] Ibídem. Amillaramientos. Riqueza urbana de vecinos de San Lorenzo: 1879, s.f.
[14] ZUMBADO, C.: Anuario de la Provincia de Canarias: 1905. pp. 140-141.
[15] A.H.P.L.P. Conventos. Leg. 24 - 18.

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