“Donde acaba la ley comienza la tiranía”. Con esta frase de Chatham se podría dar comienzo a una época que ha marcado al Municipio de San Lorenzo porque el día primero de enero de 1940 comenzaban los, hoy en el día que escribo, sesenta y ocho años y 27 días de ocupación ilegal e interesada, saltándose la Ley Municipal de 1935, que nos amparaba e impedía la referida anexión por el Municipio de Las Palmas de Gran Canaria.
Ha sido una etapa de la historia de San Lorenzo en la que el denominador común fue la idea de los políticos de la Ciudad de ocultar, por los intereses que suponía aquella anexión, una historia diferenciada y unos hechos que iban a generar vergüenza a los mal llamados vencedores. El conocimiento de aquellos hechos, si salían a la luz, supondría que los perdedores podrían hacer valer sus derechos y la verdad y debido a ello tramaron una estrategia que es la que ha dado, en gran medida, unos frutos muy rentables para la Capital. La trama era el silencio, la opresión y el miedo generalizado, utilizándose la más variada gama de mezquinas estrategias como fueron la utilización de la violencia física y psicológica, las visitas, pistola en mano, aludiendo a que San Lorenzo ya no existía, las manifestaciones patrióticas en pro de una gran Capital o los fusilamientos de ciudadanos de San Lorenzo, cinco elegidos en pro de que supusieran un ejemplo a utilizar, con su alcalde D. Juan Santana Vega a la cabeza. Aquellas víctimas fueron utilizadas para que la población, por miedo a las ejecuciones y al dolor diverso, no hablara y silenciara sus sentimientos y derechos.
Ha sido una etapa de la historia de San Lorenzo en la que el denominador común fue la idea de los políticos de la Ciudad de ocultar, por los intereses que suponía aquella anexión, una historia diferenciada y unos hechos que iban a generar vergüenza a los mal llamados vencedores. El conocimiento de aquellos hechos, si salían a la luz, supondría que los perdedores podrían hacer valer sus derechos y la verdad y debido a ello tramaron una estrategia que es la que ha dado, en gran medida, unos frutos muy rentables para la Capital. La trama era el silencio, la opresión y el miedo generalizado, utilizándose la más variada gama de mezquinas estrategias como fueron la utilización de la violencia física y psicológica, las visitas, pistola en mano, aludiendo a que San Lorenzo ya no existía, las manifestaciones patrióticas en pro de una gran Capital o los fusilamientos de ciudadanos de San Lorenzo, cinco elegidos en pro de que supusieran un ejemplo a utilizar, con su alcalde D. Juan Santana Vega a la cabeza. Aquellas víctimas fueron utilizadas para que la población, por miedo a las ejecuciones y al dolor diverso, no hablara y silenciara sus sentimientos y derechos.
El entramado interesado de la Capital ha sido tan bien urdido que el ciudadano de a pie no se ha enterado de sus propósitos, pasando muchos años sin respuestas. Si como dicen somos Capital, yo pediría que se nos contestara a las siguientes cuestiones: ¿A qué se debe el silencio sobre nuestra historia? ¿Por qué se ha ocultado el proceso de anexión a la Capital? ¿Si somos Capital, dónde están nuestros alcaldes formando parte de la lista de alcaldes de la Ciudad? ¿Por qué se escondió parte de la documentación de este Municipio? ¿Por qué el hecho de la anexión, que supuso aumentar la extensión de la Capital a más del doble, no está entre los hechos más importantes de la historia de la Ciudad? La respuesta es bien clara, la ilegalidad impedía sacar estos hechos a la luz y creyeron que el paso inexorable del tiempo nos haría olvidar y de hecho, en gran medida, lo han logrado.
Contra esas injusticias y abandono, la consideración de ciudadanos de segunda fila, el no proteger nuestros monumentos históricos y naturales, baste el desastre que se está cometiendo en contra de nuestro patrimonio, derribando edificios emblemáticos de San Lorenzo, ante la mirada a otro lado de los responsables de Cultura y Patrimonio. Es un atentado que sólo podemos parar con una gestión cercana y que defienda nuestras costumbres, formas de ver la vida, patrimonio cultural y natural, además del histórico y como colofón una atención humanizada y cercana a los vecinos y vecinas. El Municipio de San Lorenzo comienza de nuevo a despertar, que no a resucitar, porque nunca ha desaparecido y en muchos corazones continúa latiendo y sintiéndose con mucha fuerza el sentimiento de pertenencia. Debemos estar unidos y gritar nuestra identidad diferenciada, nuestro amor al patrimonio que nos caracteriza y que nos une a un pueblo que siempre luchó por sus costumbres, con dificultad cultural y económica, pero ahora, en pleno Siglo XXI, no se puede aludir a nuestro desconocimiento e ignorancia, a nuestra incapacidad de responder al poderoso vecino, debido a que sus políticos y ciudadanos poseían una gran formación a la que nuestra gente de antaño tenía difícil acceso, por su dedicación al campo y a todo lo relacionado con él, ahora estamos en el mismo nivel de información, de preparación, de implicación sincera y sobre todo con un sentimiento que se extiende cada día con más fuerza y con un lenguaje que ya nadie va a silenciar, como se hizo durante muchos años, y así debemos hablar de nuestro Municipio de San Lorenzo, de nuestros Pueblos, de nuestra Jurisdicción y olvidarnos del lenguaje del miedo y del servilismo. No nos podemos contentar con migajas, con acciones que sólo tienden a hacernos callar, no debemos utilizar el lenguaje de la opresión, ese que comienza con manifestaciones como distrito, que nos liga al usurpador, y sí gritar el nombre de ese pueblo que forma esta gran jurisdicción: San Lorenzo.
En otros momentos era lógico que no se pudiera hablar, sobre todo por miedo, por proteger a la familia, por evitar torturas y malos tratos, eso es comprensible y no debemos tirárselo en cara a nadie. Ahora sí que podemos decirle a los servilistas e interesados que ese no es el camino y que la historia les colocará en el lugar que se merecen. Luchar por la legalidad y por la defensa de la verdad es y debe ser una virtud y a ella nos debemos aferrar con todas nuestras fuerzas. La única forma de poder vencer el poder y la mentira es difundir la verdad, a través de la formación y el conocimiento, como armas efectivas de respuesta.
Juan Francisco Santana Domínguez
Doctor en Historia
Doctor en Historia