En un municipio como el de San Lorenzo, en el que lo más importante para sus pobladores era la forma de sobrevivir a las enfermedades y desastres naturales como eran: faltas de lluvias, aguaceros que arruinaban las cosechas y plagas de langostas, además del altísimo porcentaje de población muy humilde y la dedicación casi absoluta al cultivo de sus campos y al pastoreo, el tema de la educación siempre estuvo alejado de sus intereses más perentorios.
El personaje que impulsó la obra de su primera ermita, el ya varias veces nombrado Alcalde y Capitán Lázaro de Ortega, allá por los comienzos del siglo XVII, en un principio no sabía escribir pero pasado el tiempo, según podemos apreciar en los diferentes documentos, ya sabía firmar y ello fue debido, casi con absoluta certeza, a que fue uno de los canarios seleccionados para las levas que se hicieron para ir a Cataluña o Flandes, y aprovechando el tiempo muerto y algún compañero que sabía leer y escribir no desaprovechó la ocasión y consiguió su propósito. Su interés en mejorar y su abnegada labor en que el Lugarejo de Tamaraceite se convirtiera en Lugar le llevaron a llegar a ser Regidor de la Isla.
Por las mismas fechas uno de sus yernos, concretamente Lucas Lorenzo, era una de las poquísimas personas que sabían leer y escribir en toda la Jurisdicción, y este escaso porcentaje de personas no analfabetas continuará por mucho tiempo, prácticamente hasta bien entrado el siglo actual.[1]
Del pedimento que hacen los vecinos, para hacer realidad la erección de la parroquia, el día 12 de agosto de 1680, se puede sacar el número aproximado del porcentaje de analfabetos de la jurisdicción, ya que de los vecinos reunidos, sólo los tres que les van a representar ante las autoridades de la Isla: Francisco Rodríguez, Luis Díaz y Gonzalo Álvarez, además de Salvador Hernández y el Alcalde, sabían firmar, y si tenemos en cuenta que en el año 1680 la población estaba estimada en unos 150 vecinos, y aplicando cinco miembros por cada unidad familiar, nos daría una población de unos 750 habitantes. Es muy probable que nadie más supiera firmar en toda la jurisdicción, por lo tanto serían sólo cinco vecinos los que supieran hacerlo, lo que supondría un saldo del 99´34% de analfabetos para aquellos momentos.
Los sacerdotes, el primero de ellos sería Juan González Travieso, que llegó a San Lorenzo hacia el año 1681, serían de los únicos que podían aportar algo para paliar el analfabetismo generalizado de aquella población, pero en general poco o casi nada se logró al respecto durante un largo período de tiempo.
El primer intento de llevar a San Lorenzo el arte de saber leer y escribir se debió a la generosidad del matrimonio formado por D. Juan González Travieso y Dª. Ana Suárez de Fleitas, ya nombrados en varias ocasiones con motivo de otras donaciones, que en el año 1763 dejaban una cantidad de dinero a los Patronos de las Capellanías de Arucas y San Lorenzo para que se pagara a los maestros de enseñanza, y en el caso de que no "...hubiere estudiantes a los que enseñar en dichos lugares, se eligiese a los niños más capaces para hacer la carrera eclesiástica y se les ayudase en sus estudios".[2]
El segundo intento de instaurar una escuela de primeras letras tuvo más consistencia y se debió al Deán y Canónigo de la Catedral de Las Palmas D. Gerónimo de Roo y Fonte. Este personaje hizo bastantes cosas por el pueblo de San Lorenzo, como fueron la creación de un pósito debido a la pobreza casi generalizada de sus pobladores, un alojamiento para los curas que sirvieran en su Parroquia, como ya vimos en su momento, pero además llevó a cabo la fundación de una escuela de primeras letras.
Era el día 30 de agosto del año 1801 cuando hizo un escrito, manifestando su deseo de entregar cinco fanegadas de trigo, sacadas del pósito del Pueblo, para poder costear el trabajo de la persona encargada de la educación de los niños. Para ello fundó una Escuela de primeras letras, en la que los niños deberían aprender no sólo la doctrina cristiana sino también la lectura y escritura.
También dejó establecido el tiempo que los responsables de la enseñanza debían dedicar en la educación de aquellos niños, tendrían que ser tres horas diarias por la mañana y dos por la tarde, lo que demuestra que el donante estaba muy informado al respecto, ya que actualmente se siguen impartiendo aquellas cinco horas que D. Gerónimo de Roo consideraba imprescindibles.
El donante, como patrono de la primera escuela de San Lorenzo, redactó las cualidades que debía tener el maestro: "...debía ser hábil para desempeñar dignamente el cometido, y si así no lo hiciera, el sacerdote del Lugar le relevaría de su cometido, sustituyéndole por alguien capaz".
Además se preocupó de encontrar el lugar adecuado para que hiciera de primera escuela, y aprovechó que habiendo dejado una casa de alto y bajo para los sacerdotes que servían en La Parroquia, se pudiera utilizar, si fuera preciso, parte de aquella casa en tales menesteres.[3]
La labor difusora de noticias, en los diferentes pueblos, la llevaban a cabo los sacerdotes, y prueba de ello es que con ocasión de un escrito del Obispo D. Juan Ruiz Simón de 5 de mayo del año 1707, le contestó el cura de San Lorenzo, D. Juan González Travieso, que había publicado el escrito y explicado en la Iglesia su contenido, y con posterioridad lo mandó a fijar en la parte acostumbrada por un período de quince días.[4]
Ya en la Constitución del año 1812 se nos decía: "...dispuso ya de una manera terminante, que en todos los pueblos de la Monarquía se estableciesen escuelas de primeras letras, en las que se enseñaría a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica".[5] Evidentemente aquel deseo no se puso en práctica de forma generalizada y tendrían que pasar todavía unos cuantos años para verlo realizado.
En una disputa entre D. Cristóbal Rodríguez Naranjo como cura entrante en la parroquia de San Lorenzo y el saliente D. Gregorio de León, ocurrido en el año 1814, se vuelve a hablar del tema de la Escuela de primeras letras, el hecho fue ocasionado por la entrega de las llaves de la casa de los curas, que había dejado el ya mencionado D. Gerónimo de Roo y Fonte, y que además suponía el pago de 15 reales por parte de aquellos por haberla habitado, "...que se entregarían al mayordomo de la Fábrica de la Parroquia para que se emplearan en las reparaciones y adelantos que se estimaran convenientes y el sobrante habría que emplearlo en el maestro de primeras letras que se habría de establecer allí".[6]
Aunque todavía se debería esperar hacía el año 1848 para ver la primera escuela pública en San Lorenzo, debemos hacer un pequeño recorrido histórico en cuestión educativa por aquellos años de la primera mitad del siglo XIX.
La instrucción elemental en Canarias en el año 1834 sólo contaba con unas 27 escuelas de niños y 6 de niñas, de cuyos maestros sólo siete poseían título. En el año 1840 había mejorado algo aquel número ya que se disponía de 37 escuelas de niños y 16 de niñas, lo que suponía que de cada 144 habitantes solamente uno estaba escolarizado.
La mayoría de los maestros no lograron que los Ayuntamientos les abonaran sus emolumentos con la regularidad debida, pudiendo realizar su función: el sacristán, el cura párroco o el secretario del Ayuntamiento, debido a los grandes gastos que ocasionaba a muchos municipios que no disponían de recursos para afrontar el pago a los docentes.
En las Islas Canarias las escuelas públicas se ajustaban al marco oficial según las condiciones de cada localidad, y estaban en clara desventaja con respecto a los colegios privados de los lugares de importancia, ya que los padres de alta condición social potenciaban la enseñanza privada en detrimento de la escuela pública.
En el año 1846 en la isla de Gran Canaria sólo uno de cada catorce niños estaba escolarizado y en el año 1847 se decía que de los 95 pueblos de las Islas, sólo en 40 de ellos existían escuelas gratuitas a donde podían acudir los niños pobres.[7]
Volviendo atrás en el tiempo, concretamente al 21 de julio de 1838, aparece la Ley de Instrucción Primaria y entre sus artículos podemos destacar los siguientes:
Esta normativa no se empleó en el municipio de San Lorenzo, ya que a pesar de tener una población de 521 vecinos, lo que suponía unos 2.236 habitantes, no tenía escuela pública en el año 1838, sin embargo en otros municipios como eran: Firgas, Santa Brígida y Moya, entre otros, si se habían creado.[9]
En el Reglamento de Escuelas Públicas de dicho año se nos decía en su Artículo 12, que para que un niño pudiera ser admitido debía estar entre seis y trece años de edad, pero las Comisiones de los pueblos podrían autorizar admitir a menores o mayores, según se creyera conveniente.
El día 5 de octubre de 1839 se comunicaba a los Alcaldes Constitucionales que procedieran a la inmediata instalación de las Comisiones Locales de Instrucción Primaria, con arreglo a lo que se había establecido con la Ley del año anterior, porque a pesar de ello y del tiempo que había transcurrido sólo habían obedecido los Alcaldes Constitucionales de La Matanza y Tejina en la isla de Tenerife y los de la Ciudad de Las Palmas, Telde, Guía y Teror en Gran Canaria. Se habla del abandono con que los pueblos habían afrontado el tema, multándose a los pueblos cabeza de partido judicial con 600 reales de vellón y al resto con 400. Estos acuerdos se tomaban en Santa Cruz de Tenerife el 17 de junio de 1840.[10]
En el año 1846 se resaltaba el abandono y la miseria de los maestros por parte de los Ayuntamientos.[11]
Con el Real Decreto de 23 de septiembre de 1847 se dio un gran impulso a la instrucción primaria. También con otro Real Decreto de 30 de marzo de 1849, en su Artículo 17, se confirmaba que en todas las provincias el Gobierno nombraría un inspector de escuela.[12]
En el ya mencionado año 1847, en concreto el 4 de febrero, la Dirección General de Instrucción Pública manifestaba que se habían enterado de que en algunos pueblos se estaba permitiendo que impartieran la enseñanza personas que no estaban legalmente autorizadas, lo que suponía una grave infracción.[13]
En el año 1848 se hizo un Real Decreto, en relación a la Ley ya mencionada del año 1838, que intentaba llevar a cabo notables mejoras, destacando los siguientes artículos:
Todo aquel movimiento en pro de la mejora de la educación se va a notar en los diferentes pueblos de la isla, que hasta ahora habían estado abandonados en materia educativa, no sólo por parte de los Ayuntamientos sino por gran parte de las familias que tenían otro tipo de necesidades que cubrir, como eran el trabajo de los campos o el cuidado y alimentación del ganado, así sucedía tanto en San Lorenzo como en cualquier otro pueblo de la Isla, más en el que estamos estudiando, debido a la pobreza de la que siempre se habló en cualquier tipo de documentación consultada.
Algunas familias sí que se preocuparon por la educación de sus hijos y enviaban a los hijos varones para que el sacerdote de turno les enseñara, no sólo lo referente a la religión católica sino el aprendizaje de la lectura y la escritura, según manifiestan oralmente algunos mayores de la Jurisdicción, hablándonos de que hubo algunos curas, como D. Vicente Matamala, que le habían dado clase a sus antepasados. Generalmente eran hijos de familias pudientes, que no necesitaban aquella joven mano de obra, y que con posterioridad enviaban a sus hijos a la Capital a continuar sus estudios en colegios no estatales.
En el año 1848 ya el pueblo de San Lorenzo estaba entre los que disponían de una escuela incompleta(sólo de varones), en consideración a la escasez de sus recursos. En estos pueblos los cargos de maestros eran desempeñados por los secretarios de los Ayuntamientos.
En el Boletín Oficial de la Provincia del día 3 de julio de 1848 se podía leer: " Más como la penuria y el corto número de vecinos de no pocos Ayuntamientos(en aquellos momentos la población de San Lorenzo era de 480 vecinos[15]) resisten la posibilidad de que las dotaciones de estos dos empleos se satisfagan de forma separada y correspondientemente, es conveniente en tal caso que ambos destinos sean desempeñados a la vez por una misma persona, de conformidad con el Artículo 36 del Real Decreto de 23 de septiembre de 1847".
El secretario del Ayuntamiento al ejercer también como maestro percibía un sueldo que correspondía a la suma de la asignación de ambos cargos. En San Lorenzo, en concreto, el maestro percibía un sueldo de 1.000 reales de vellón y los gastos de escuela eran de 120, mientras que por el cargo de secretario del Ayuntamiento le correspondían 1.500 reales de vellón.[16]
A mediados del siglo XIX, en la mayoría de los pueblos de la Isla se apreciaba un notable abandono en materia educativa, entre otras cosas por no disponer de los materiales necesarios, y sobre todo porque la enseñanza era escasa y de mala calidad[17], provocada fundamentalmente por el hecho de que no eran profesionales de la enseñanza los que la impartían sino, como hemos visto, los secretarios de los Ayuntamientos para ahorrarse los gastos que suponía el disponer de un maestro.
Un dato significativo, en cuanto al fenómeno generalizado del analfabetismo, es que en San Lorenzo con ocasión de la reclamación al Obispado, el día 29 de julio de 1848, para que se mantuviera en su puesto al sacerdote D. Cristóbal Caballero, firmaron perfectamente 26 vecinos[18], dato que contrasta con los escritos del siglo XVII(momento de la erección de la Ermita o cuando se solicita su transformación en Parroquia) y XVIII, en donde apenas una o dos personas eran los que sabían firmar, hecho que demuestra que parte de la población había mejorado su formación gracias a la aportación de los sacerdotes o a la escuela de primeras letras que se había puesto en marcha gracias a D. Gerónimo Roo.
El pago a los maestros era un tema sangrante, pues muchos de ellos tenían auténticos problemas para poder cobrar por el trabajo realizado y así los Alcaldes no remitían a la Comisión Provincial de Instrucción Primaria los estados de los pagos a los maestros, en concreto, el 28 de enero de 1852 el Alcalde de San Lorenzo, entre otros muchos, no había enviado el certificado de los pagos al maestro correspondiente al cuarto trimestre del año 1851, advirtiéndosele de que se le multaría si no lo enviaba con prontitud. Se hizo lo que se les ordenaba pero el problema continuó, ya que el 22 de junio del mismo año se le avisaba de nuevo a los alcaldes de Firgas, Valleseco y San Lorenzo, entre otros, para que enviaran el parte de pago a los maestros correspondiente al primer trimestre de 1852.[19]
La expedición de los títulos de los maestros de instrucción primaria que obtuvieran escuelas públicas correspondía a los Gobernadores de la Provincia, y además era obligación de los Alcaldes de los Ayuntamientos formar las Comisiones Locales de Instrucción Primaria, según Real Orden de 30 de marzo de 1852.
El día 20 de abril de 1853 se exigía a todos los Alcaldes de los diferentes pueblos, aunque todavía hubo pueblos que no disponían de escuelas, que formaran la Junta de Comisión Local de Instrucción Primaria, en cumplimiento del Artículo 31 de Instrucción Primaria del 21 de julio de 1838, por la que la comisión estaría formada por: el Alcalde, un Regidor, un párroco elegido si hubiere más de uno y dos personas instruidas nombradas por la Municipalidad.[20]
La instrucción había mejorado en San Lorenzo, pero de los datos sacados por los permisos concedidos por casamiento, a los jóvenes que estaban prestando el servicio militar, entre los años 1852 y 1872, se entresaca que de un total de 17 permisos:[21]
Ello suponía que sólo el 29% de la población en edad militar sabía firmar, número considerable si lo comparamos con el total de la población de San Lorenzo, y posiblemente se debió a que en el Decreto de las Cortes de Cádiz, de 28 de junio de 1821, ya se ordenaba que en los Cuerpos de Ejército se fundaran escuelas de enseñanza primaria para que los soldados aprendieran a leer, escribir y contar, al propio tiempo que el catecismo político.[22]
Los pueblos que habían remitido, por parte de los Ayuntamientos y las Comisiones Locales de Instrucción Primaria, la copia del acta de los exámenes públicos que se habían llevado a cabo en el mes de diciembre de 1853, que se habían celebrado en sus respectivas escuelas, eran sólo los de: Guía, Ingenio, Mogán, Valleseco y San Lorenzo, en la Isla de Gran Canaria, y en Lanzarote sólo Arrecife y Haría[23], lo que demostraba, una vez más, el abandono a que estaba sometida la instrucción pública por parte de los Ayuntamientos.
De la nota anterior se deduce que ya en el año 1853 estaba formada la Comisión Local de Instrucción Primaria del Municipio de San Lorenzo.
En el año 1860 seguía existiendo en el Municipio de San Lorenzo sólo una escuela de varones, a la que acudían 35 alumnos, siendo el sueldo del maestro que los atendía de 3.000 reales de vellón, empleándose en los gastos de material escolar 750.[24] Del gráfico que vamos a poder ver a continuación, se deduce que el 93´47% del total de la población del municipio de San Lorenzo no sabían ni leer ni escribir, los que sabían leer representaban sólo el 1´7% y aquellos que sabían leer y escribir suponían un 4´7%. El porcentaje de analfabetismo es escalofriante. El presupuesto municipal de gastos del municipio de San Lorenzo para el año 1861 ascendía a 11.193 reales de vellón, de los cuales se destinaban a la instrucción pública 3.450, lo que suponía un 30% del total de los gastos municipales.[25]
Volviendo al año 1860, y de una población total de 2.116 habitantes para el municipio de San Lorenzo, se pueden sacar una serie de interesantísimos datos, todos referentes al grado de educación que tenían sus moradores.
El gráfico referente a la población que sabía leer y escribir es tremendamente significativo. Elaboración del autor.
Ya desde el año 1864 existía una escuela de niñas en Tamaraceite, debido a que era el pago con mayor número de habitantes.[26]
En un expediente para librarse de la obligación del servicio militar correspondiente al año 1872, resultan implicados seis jóvenes de San Lorenzo, de los que se precisaba la firma y el oficio. Tres de aquellos muchachos supieron firmar[27], redactando perfectamente uno de ellos, mientras que los otros tres no supieron ni tan siquiera firmar, lo que confirma que la instrucción primaria no era patrimonio de todos, debido fundamentalmente a las obligaciones familiares.
El día 10 de enero del año 1873 el Obispo D. José María Urquinaona y Bidot fundó una capellanía en Tenoya, como ya vimos en su momento, y entre las obligaciones del Capellán estaba la instrucción catequista o enseñanza de la doctrina cristiana a los niños, labor que se tendría que poner en práctica dos veces por semana; lo mismo sucedió para Tamaraceite el 28 de noviembre del mismo año[28], con lo que la instrucción, al menos en el orden religioso y lingüístico, llegaba a los pagos más poblados de San Lorenzo.
Tan solo unos años después se creó una Escuela de Niños en Tenoya, lo cierto es que con ocasión de la constitución de unas mesas electorales, el 10 de noviembre de 1890, una de ellas se mandó a colocar en dicha Escuela.[29]
El mismo año se advertía, por una vez más, a quince ayuntamientos de la isla de Gran Canaria, entre ellos estaba el de San Lorenzo, que habían descuidado el pago de las atenciones del personal y material de Primera Enseñanza, así como los alquileres y retribuciones del primer semestre de 1890-1891. El problema de pagos de Primera Enseñanza continuaría en el curso siguiente, en donde eran 11 ayuntamientos de la isla de Gran Canaria, San Lorenzo entre ellos, los que no atendían debidamente los pagos relacionados con la enseñanza, y meses después se seguía advirtiendo que si en el improrrogable plazo de quince días, los Alcaldes de los pueblos de Artenara, Mogán, San Nicolás y San Lorenzo no satisfacían la deuda por obligaciones de Primera Enseñanza, correspondiente al año económico de 1891-1892, se procedería a imponerles una multa que ascendía a 100 pesetas, según el Artículo 2º del Real Decreto de 16 de julio de 1889, relacionado con cubrir las atenciones de personal y material.[31]
Es evidente que para la mayoría de los ayuntamientos, aquellos primeros gastos de enseñanza supusieron una carga que pocos pudieron afrontar, y como consecuencia de ello surgió aquella frase que quedaría para la posteridad: "Pasas más hambre que un maestro".
En el año 1898 en el Municipio de San Lorenzo se disponía de cuatro escuelas: una de niños en el pueblo de San Lorenzo, al frente de la cual estaba D. Pedro Mederos Manzano; en Tamaraceite existía una escuela de niños cuyo maestro era D. Manuel Peña Enríquez, y una escuela de niñas, siendo su maestra Dª. Francisca Jaizme Alzola; y en Tenoya se disponía de otra escuela de niños en la que impartía la docencia D. José Santana García.[32]
Es curioso que los sueldos que percibían aquellos maestros eran diferentes, siendo de 275´25 pesetas trimestrales para el que trabajaba en el Pueblo, mientras que los de Tamaraceite y Tenoya tan sólo recibían 125´25.[33]
El problema de los gastos que ocasionaba la enseñanza continuaba en el año 1900, y las cantidades que adeudaban los Ayuntamientos con respecto al primer semestre eran, entre otros, el de Las Palmas 13.734´48 pesetas, el de Firgas 1.191´80 y el de San Lorenzo 2.474´90 pesetas[34], con lo que momentáneamente no se encontraba la solución al gravísimo problema, no sólo en los Ayuntamientos pequeños como eran Firgas o San Lorenzo, sino que afectaba a los de mayor envergadura como era el caso de la Capital.
En relación a la falta de pago a los maestros del municipio de San Lorenzo, en un oficio del día 15 de junio de 1.920 se reclamaba, por parte del Delegado del Gobierno, la cantidad de 5.222´64 pesetas por los atrasos en el pago a los maestros con anterioridad al año 1902. Desde el Ayuntamiento de San Lorenzo se le contesta que aquellos maestros habían cobrado todos los atrasos en los años que se mencionan.[35]
El presbítero D. Ceferino Hernández, coadjutor de la Parroquia de San Lorenzo, prestaba sus servicios en el pago de Tamaraceite y exponía, el día 22 de marzo de 1903, que entre las necesidades de aquel vecindario estaba la enseñanza cristiana[36] en la "...escuela privada de niños fundada por el exponente", con lo que además de las dos escuelas públicas, existía la privada que regía este personaje.
En las Salas Consistoriales del Pueblo de San Lorenzo se reunió la Junta Local de 1ª Enseñanza, bajo la presidencia del Alcalde D. José Rivero Viera, el día 25 de febrero de 1910, con la asistencia de los vocales: D. Juan Medina Espino, D. Juan Ramírez Martel, D. Juan Medina Nebot, D. Diego Betancor y D. Santiago Sánchez, para llevar a cabo la sesión ordinaria del mes de febrero, excusando la asistencia de D. Jacinto Falcón, Dª. María del Pino Suárez y Dª. Juana Betancor, donde la Junta quedaba enterada del acuerdo del Ayuntamiento para construir un grupo escolar en el barrio de Tamaraceite.[37]
El libro de actas más antiguo que se conserva de la Junta Local de 1ª Enseñanza de San Lorenzo es del año 1910, pero se hace referencia a la última reunión del año 1909.
El 25 de abril de 1910 se reclamaba contra el acuerdo de la Comisión de Enseñanza de la Provincia, publicada en el Boletín Oficial de 26 del mismo mes, en donde se le asignaban a San Lorenzo cuatro escuelas de varones y cuatro de hembras, acordándose de que sólo se necesitaban tres de cada una de ellas. La Comisión Local de San Lorenzo informaba del error cometido, asignándole al casco 2.479 habitantes, ya que por equivocación se le había agregado la población de los pagos del Toscón, Almatriche y Barrancos, que debían haber formado grupo escolar con Tamaraceite, haciéndolo Casa Ayala con Tenoya.
Las escuelas que realmente le correspondían a este Municipio eran:
El Inspector de 1ª Enseñanza de la Provincia, D. Antonio Arocha García, en su visita al municipio de San Lorenzo, dijo que en los pagos de Tamaraceite y Tenoya había encontrado la enseñanza en un "lamentable estado de deficiencia" y que por el contrario, la de niños de San Lorenzo, que estaba dirigida por el ya mencionado D. Pedro Mederos Manzano, estaba muy bien, causa por la que le felicitaba. Una de las razones de aquel estado lamentable de la educación era la falta de interés de los padres por enviar a sus hijos a las escuelas, por lo que en el futuro se pondría en práctica una mayor vigilancia, con el fin de que se obligara a las familias a que enviaran a sus hijos con una mayor regularidad a las escuelas.[39]
El mencionado Inspector, retomando el tema del número de escuelas, especificaba que evidentemente hubo errores y que definitivamente quedaría con sus tres distritos escolares ya mencionados, pero que en el de Tenoya actualmente había sólo una de niños, ampliándose con la de niñas y lo mismo sucedería en San Lorenzo.[40]
De aquellas manifestaciones se deduce que en el año 1910 existían en el Municipio de San Lorenzo: tres escuelas de niños, una en cada distrito, y sólo una de niñas en el distrito de Tamaraceite.
La Junta Local fijaba los días de exámenes en todo el término municipal, y también le correspondía formar una Comisión, entre sus miembros, que había de presidir dichos exámenes, a los cuales se unían las dos madres que formaban parte de dicha Junta para hacerlo en las escuelas de niñas.
La Comisión para presidir los exámenes de final de curso estaba formada por los siguientes representantes:[41]
Como se puede ver, la Comisión estaba compuesta por una variada representación.
Las medidas que se habían tomado con respecto al absentismo escolar no se hicieron esperar y así, el maestro de Tenoya enviaba una lista haciendo constar en ella las faltas de asistencia correspondientes al mes de septiembre de 1910, y enterada la Junta Local de 1ª Enseñanza se acordó tomar medidas al respecto. La solución no hizo efecto ya que por los meses de octubre y noviembre la situación no había mejorado, con lo que el Alcalde-Presidente de la Junta ordenaba que se hicieran pregones en Tenoya, haciendo ver a los padres las responsabilidades que estaban incumpliendo.
En el mismo año comenzaban a funcionar las escuelas de adultos en todo el Municipio y también, por parte del Inspector Municipal de Sanidad D. Juan Medina Nebot, se comunicaba “...que habían sido vacunados y revacunados todos los niños que asistían a las escuelas”.[42]
El 23 de julio de 1911 la mencionada Comisión Evaluadora manifestaba que los resultados académicos de la escuela de Tenoya, en donde impartía la docencia el maestro D. Evaristo Martín Ypola, eran poco satisfactorios debido a que a las preguntas formuladas sobre el programa, los alumnos demostraron no tener noción alguna sobre las diferentes asignaturas, lo mismo sucedió con la asistencia; en Tamaraceite, llevada por D. José Bolaños Rodríguez, los resultados y la asistencia fueron prácticamente iguales a los de Tenoya. En cuanto a la escuela de San Lorenzo, la que llevaba el ya mencionado D. Pedro Mederos Manzano, los resultados fueron brillantísimos, en donde todos los alumnos demostraron lo adecuado del método de enseñanza, en donde el número de asignaturas excedía al programa exigido, siendo numerosísima la asistencia de los alumnos; con todo ello se quería demostrar la línea equivocada de los otros docentes. Aquellos excelentes resultados iban a continuar y debido a ello, la Junta Local de 1ª Enseñanza acordó conceder 300 pesetas anuales y un voto de gracia al mencionado maestro; prueba de su excelente magisterio fue que niños de pagos muy alejados venían a matricularse a la escuela de San Lorenzo.[43]
El maestro en cuestión siguió acumulando méritos y así, se le aumentó el sueldo al haberlo incluido en la 2ª clase del escalafón, pasando de 1.100 pesetas a cobrar 1.650 a lo largo del año 1913. También se acordó, por parte de la Junta Local, comunicar al Ayuntamiento que la gratificación para el estímulo de una mejor escuela debería ser para el maestro y no para el centro escolar, pudiendo ser suspendida dicha gratificación cuando el Ayuntamiento lo considerase conveniente.[44]
D. Pedro Mederos enfermaba en el mes de enero del año 1916, pero fue reacio a abandonar su puesto de trabajo, teniendo que ser prácticamente obligado por el médico debido a su delicado estado de salud. Nombra como su sustituto a su hermano D. José Mederos, comenzándose a decir que los inspectores de enseñanza reconocían que su escuela era una de las mejores de la Provincia.
Después de pasados cinco días se reincorporó de nuevo a su puesto de trabajo, pero de nuevo tuvo que abandonarla y en la visita del inspector de educación D. Andrés Díaz Bethencourt, éste manifestaba: “...lamento no haber podido visitar la de San Lorenzo por la enfermedad de su maestro, pues hubiera deseado comprobar la justa fama que tiene en la Provincia y el método de enseñanza, cuyos méritos han sido reconocidos por todos los que han visitado dicha escuela”.
La Junta Local anuncia la muerte de aquel ejemplar maestro, hecho que tuvo lugar el 30 de junio de 1917.[45]
En cuanto a la escuela de niñas, se había denunciado que la profesora titular Dª. María Luisa Fagundo León llevaba bastantes meses de permiso, haciéndose cargo la profesora sustituta Dª. María Dolores Ramírez Viera, debido a las circunstancias los resultados fueron lamentables, aunque se reconocía, por parte de la inspección, el trabajo realizado por la sustituta en el poco tiempo que llevaba ejerciendo, evidentemente había una gran crítica hacia la profesora titular.[46] La maestra titular pidió, el 25 de abril de 1912, una permuta con la compañera que ejercía en Arure (isla de La Palma) Dª. Sofía de Medina Melián, llevándose a efecto el día primero del mes de mayo, con lo que los resultados pasaron a ser excelentes, sólo que las alumnas seguían faltando en gran número, y por ello el Alcalde acordó obligar a los padres a mandar a sus hijas a la escuela.[47] Al igual que se le aumentó, en su momento, el sueldo a D. Pedro Mederos, se le concedió a la maestra de Tamaraceite, incorporándose a la 3ª clase del escalofón. A los otros maestros, debido a que no habían hecho méritos no se le había aumentado el sueldo, y debido a ello se presentaron y aprobaron unas oposiciones restringidas, con lo que pasaron a cobrar la cantidad de 1.000 pesetas.[48]
En el Real Decreto de 7 de febrero de 1908, en su Artículo 5 se especificaba que las Juntas Locales de Enseñanza debían renovarse cada cuatro años, por lo que la primera Junta se hizo en aquel año indicado, se tendría que renovar a comienzos del año 1912. Justo el día 31 de marzo del mismo año se creaba la nueva Junta, acordándose nombrar por primera vez unos delegados que hicieran la función de vigilancia en Tamaraceite, Tenoya y San Lorenzo, desempeñando esta función D. Gregorio de León y Morales en la demarcación de Tamaraceite, además de en los grupos de la Montañeta, Casas de Abajo y Cruz del Ovejero; haciéndolo D. Antonio Afonso Moreno en las escuela de Tenoya, que comprendía además los grupos del Asestadero, Lomo de San Pedro y Casa Ayala; en San Lorenzo desempeñaba esta función D. Francisco Naranjo Cabrera, que además atendía los grupos de Cuevas del Monte y las afueras del Pueblo.[49]
El día 4 de junio de 1913 se le remitía a los maestros del municipio de San Lorenzo el libro de Francisco González Díaz, titulado "Niños y árboles" que había adquirido el Ayuntamiento, para su lectura en las escuelas. Era costumbre el visitar las exposiciones de los trabajos escolares en todas las escuelas del municipio, en el mes de julio, al finalizar el curso.[50]
No sólo van a darse las buenas críticas hacia aquellos maestros de principios de siglo, debido a ello no se libraron tampoco de ataques destructivos y así vemos como la maestra de Tamaraceite Dª. Sofía Medina Melián, en el año 1916, era atacada por el concejal Cabrera Acosta, haciéndole unas acusaciones falsas por no haberle admitido a sus hijos, debido a que pasaban de la edad escolar permitida. Se demostró la inocencia de la maestra y debido a ello la Alcaldía remitió al Delegado del Gobierno una copia del acta para que se castigara al culpable de aquella situación, para que en lo sucesivo se abstuviera de hacer calumnias infundadas. La Junta Local de 1ª Enseñanza acordó pedir al mismo Delegado que “...igual que se atiende a corregir las faltas de los maestros también se les debe defender cuando se les calumnie”.[51]
De mayor consideración fue el ataque hacia la misma maestra, en el año 1.919, en donde 44 vecinos firmaron un escrito que fue enviado a la Inspección, en el que la acusaban de una conducta inadecuada, como era: “...tomar pastillas de la mano de los hombres, en su boca y a través de la ventana de la escuela; ausentarse en otras habitaciones con ocasión de las visitas de los inspectores; intervenir contra determinados vecinos por no consentir a sus caprichos, respondiendo con la expulsión de sus hijas; intervenir a favor de un local donde ubicar la Sociedad Circulo de Tamaraceite y actuando contra los que votaban en contra; ausentarse de las clases y estar hablando en las ventanas”.
Es curioso que se esté hablando de la misma maestra que desde el año 1912 había recibido muchos votos de gracia y aumentos de sueldo, debido a su esmero y gran trabajo, reconocido por inspectores y por la Junta Local. Todo se soluciona a favor de la demandada, ya que no se encontraron pruebas suficientes y, además, el que había presentado la denuncia lo niega todo y retira la misma.[52]
El día 13 de junio de 1916, el Ayuntamiento de San Lorenzo, a requerimiento del Delegado de enseñanza del Gobierno, solicitaba al Ministro de Instrucción Pública una ayuda para poder construir dos edificios escolares, cuyo coste no debía exceder de 25.000 pesetas, aportando el 50% que le correspondería y ofreciendo el terreno para su emplazamiento. También se pedía al Gobierno Central, por las mismas fechas, las escuelas de niñas de Tenoya y San Lorenzo.[53]
El 3 de abril del año siguiente, el Ayuntamiento reconocía el meritorio trabajo realizado por la Señorita María del Pino Apolinario, a favor de la enseñanza, en el barrio de Las Rehoyas, adhiriéndose a dicho reconocimiento la Junta Local.
Será también en el año 1917 cuando los vecinos de los barrios de Los Altos: Acebuchal con 30 habitantes, Caideros con 36, Mazapez con 71, y los grupos diseminados con 400, lo que hacía una población total de 537 habitantes, solicitaban, por encontrarse a gran distancia de las escuelas existentes en el Municipio, la creación de un centro para varones y hembras, fundamentándose en que el Gobierno Central había acordado repartir tres millones de pesetas para la creación de escuelas.[54]
El día 5 de agosto de 1918 hacían lo mismo los vecinos de los barrios de Siete Puertas y el Dragonal, a los que pertenecían: Los Barranquillos con 52 habitantes de derecho, Barranquillo de Siete Puertas con 35, Dragonal de Abajo con 99, Dragonal de Arriba con 136, Fuente Morales con 32, Maipez con 74, Palma de Siete Puertas con 46, Siete Puertas con 104, y los grupos diseminados con 200, que hacían una población total de 762 habitantes. Alegaban las mismas causas que los anteriores y pedían con urgencia la escuela de niños, sin olvidar que a la primera oportunidad se creara también la de niñas. La Junta Local estimó necesaria y urgente la creación de las dos escuelas, para así completar el mapa escolar que correspondía a la Provincia, según acuerdo aprobado por Real Orden de 11 de noviembre de 1911. Debido a todo lo expuesto, el Ayuntamiento remitió, el día 8 del mismo mes, al Delegado del Gobierno de Enseñanza de Gran Canaria el expediente para la creación de una escuela mixta en los Caideros y otra de varones en Siete Puertas.
Según un acuerdo de la Junta Municipal de Sanidad, del día 17 de septiembre, se cerraron todas las escuelas nacionales y privadas del Municipio, debido a la gran epidemia de gripe que asolaba a toda la jurisdicción. Por la misma causa se cerraron las escuelas de Tamaraceite, Tenoya y el Toscón en el mes de abril de 1919.
Por la Real Orden del 30 de noviembre de 1918, atendiendo a los pedimentos que se habían hecho, se crearon las escuelas de niñas de Tenoya y San Lorenzo(equivocadamente se había concedido otra de niñas para Tamaraceite, haciendo un escrito el Ayuntamiento para aclarar que la creada debía ser en San Lorenzo pues ya Tamaraceite disponía de la suya). Continuando con la creación de nuevas escuelas, por R.O. de 3 de enero de 1919 se había creado, con carácter provisional, la escuela mixta de los Caideros, que se encontraba situada junto a la Iglesia de aquel barrio y servida por una maestra.[55] En el año 1924 era maestra de aquel pago Dª. Rosa Evora Viera.[56]
El 28 de febrero de 1919 tomaron posesión las nuevas maestras de San Lorenzo y Tenoya, cargos que recayeron en Dª. María del Pino Hernández Rivero y Dª. Amalia Cabrera Granados. La maestra de San Lorenzo no estuvo mucho tiempo, ya que en el mes de septiembre se tuvo que trasladar a Santa Brígida, debido a ello y a que el maestro de la escuela de niños también tuvo que acudir a su nuevo destino, el Ayuntamiento, para evitar los males que se iban a producir, había llegado a un acuerdo con D. Antonio Montesdeoca Sánchez y su esposa, que con anterioridad habían tenido una escuela privada, para que volvieran a abrirla de nuevo, aportando el local y el mobiliario necesario la Corporación Municipal.
El 27 de junio de 1920 sólo quedaba un vocal de la Junta Local de 1ª Enseñanza, situación que ya duraba dos meses, y visto que el Delegado de Gobierno no había hecho los nombramientos, aquel dejaba de concurrir a las sesiones, hasta que la referida Junta no estuviera completa. En la última sesión del primer libro de Actas de la Junta Local, sólo estuvieron presentes el alcalde D. José Rivero Viera y el secretario D. Miguel Padilla, decidiendo no convocarla más, hasta que fueran nombrados los nuevos vocales.[57] Debemos decir que aquellas primeras Juntas Locales de 1ª Enseñanza de San Lorenzo llevaron a cabo, con una gran ilusión, un trabajo serio y constante, influyendo muy directamente en todos los avances que se dieron. En el mes de abril del año 1922 se volvieron a nombrar vocales de 1ª Enseñanza, recayendo en los concejales: D. José García y D. Fernando Villegas.[58]
El Delegado del Gobierno mandó, en el año 1922, a incluir en el presupuesto extraordinario del Ayuntamiento una cantidad para reparar los edificios escolares, desde San Lorenzo se le contesta que en lo referente a los locales que hacían la función de escuelas, se había llegado a un acuerdo con los propietarios, evidentemente eran de alquiler, para que ellos mismos los reparasen[59], lo que no siempre llevaban a efecto, generando quejas por parte de los docentes. En aquellos momentos la escuela de niños de Tamaraceite estaba situada en la Carretera que iba desde Las Palmas a Arucas, concretamente en el número 29, la escuela de niños de San Lorenzo se encontraba en la calle León y Castillo Nº 4 y la de niños de Tenoya en el Nº 33 de la calle del mismo nombre.[60]
En el año en cuestión, la maestra, de la escuela privada de Tamaraceite, se lamentaba de que su local no tenía la capacidad suficiente. Uno de los concejales manifestaba al respecto: “... en esta escuela privada reciben instrucción gran número de alumnas, con bastantes adelantos y aprovechamientos que no se observan en las escuelas nacionales, las cuales para continuar como hasta la fecha, es mejor que se vayan cerrando porque ningún adelanto se ve en los alumnos que a ellas asisten, en cambio en las privadas llevan debidamente su cometido, a satisfacción de los padres, por lo que ruego al Alcalde que atienda al fallo de la Dirección General del ramo al respecto”.[61]
Es evidente que este concejal no era todo lo justo que algunos de los maestros nacionales merecían, casos que ya hemos comentado, pero ya desde aquellos momentos comenzaba, a nivel popular, el litigio entre la escuela pública y la privada.
De la nueva Corporación Municipal, nombrada en el año 1923: cinco miembros sabían firmar, uno lo hacía con dificultad, mientras seis de ellos no supieron hacerlo,[62] lo que equivale a que un 50% de los concejales eran analfabetos. Hacía ya unos 75 años que se había fundado la primera escuela pública en San Lorenzo, pero el porcentaje de población analfabeta seguía siendo altísimo, incluso entre aquellas personas que iban a dirigir los destinos de la colectividad.
Tampoco los esfuerzos de la Junta Local y Ayuntamientos anteriores, con respecto al absentismo escolar, habían tenido los resultados esperados. Lo corroboran las palabras del concejal Cabrera Suárez: “...ruego que se adopten las medidas necesarias, tan pronto comience el curso, para obligar a los niños y niñas a asistir a las escuelas, principalmente a los primeros, que se dedican a vagar por las calles y a causar daños en las propiedades, a cuyo efecto debe multarse a los padres que no manden a sus hijos a la escuela”.
Junto al esfuerzo de las Corporaciones locales, en materia educativa, estaba el del Gobierno de la Nación, y así se recibió el 23 de agosto de 1923 una comunicación del Director General de 1ª Enseñanza, manifestando que por Real Orden de 26 de marzo le había sido concedido, a las escuelas nacionales del municipio de San Lorenzo, el material comprendido en el grupo A del adquirido por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.[63]
Se continuaba con la creación de nuevas escuelas y por Real Orden de 9 de agosto de 1924, con carácter provisional, se creaba la escuela nacional de niños de Siete Puertas. Desde el Ayuntamiento de San Lorenzo se decidía solicitar la escuela pública de Casa Ayala.[64]
Por las mismas fechas el párroco de San Lorenzo enviaba al Obispado una memoria sobre las escuelas de su jurisdicción, en la que se decía que habían 11 escuelas, de las que 8 de ellas eran públicas y 3 las privadas. Además especificaba que en todas ellas se disponía del texto del Padre Ripalda, por ser todas ellas de creencias católicas.[65]
En el año 1936 ya se habían creado otras escuelas públicas de niños[66]: en Los Lomos, situada en el barrio de El Cardón, frente a la prisión militar; en Las Rehoyas, ubicada en la carretera general Nº 45; en el Dragonal, justo en el camino público Nº 1; en el Lomo de San Pedro de Tenoya, en la calle Salvial Nº 14; en Guanarteme, concretamente en la calle letra E y otra accesoria en la esquina de las calles L y T, además otra de niñas en la calle letra E; en las Arenas existían dos escuelas accesorias en las calles 1 y 5. Vemos que las escuelas se multiplicaban, debido al descomunal aumento de población ya reseñado. Con ocasión de las fiestas de San Lorenzo, el día 22 de noviembre del año en cuestión, se reunieron en el templo parroquial los alumnos y alumnas, con sus respectivos maestros y maestras, de las 30 escuelas de la Jurisdicción.[67]
Es el año en que aparecen las listas de los trabajadores que abandonaron sus puestos de trabajo, debido al miedo que les produjo el cambio de régimen político y posiblemente por estar relacionados con algún sindicato de izquierdas, y en aquellas condiciones estaba el maestro nacional de San Lorenzo D. Bartolomé Hernández, que tenía su domicilio en Tamaraceite.[68] No todos abandonan sus puestos de trabajo, y en el mes de noviembre, a pesar de ser de ideas contrarias a los militares sublevados, hubo un expediente tramitado por el Presidente del Círculo Socialista de la Minilla(en Guanarteme), para que se subvencionara a las escuelas particulares creadas en aquella barriada. Desde la Alcaldía se acordó conceder 125 pesetas para el colegio particular Agustín de León, sito en La Minilla, pasando a denominarse “Colegio particular Largo Caballero”. En el mes de noviembre desde la Alcaldía se anunció que dicho colegio no recibiría más ayudas de la Corporación[69]. Con fecha 11 de enero de 1937 se informaba desde el Ayuntamiento de San Lorenzo que “no existen actualmente grupos escolares ni institutos con nombres anticatólicos o antipatrióticos”.[70]
También llegó, con fecha 1 de octubre, una circular del Gobierno Civil para que fuera colocada en todas las escuelas del Municipio la “Sagrada Imagen de Cristo”.[71] Sin embargo se deniega al maestro de San Lorenzo un depósito de porcelana y su correspondiente vaso para el agua, un sillón, dos mesas con sus correspondientes sillas y unos mapas, alegando el Ayuntamiento que sólo corría a cargo de los municipios los gastos de instalación de las escuelas en el momento de ser creadas, y que los gastos de conservación, reparación y reposición de material corrían a cargo de los presupuestos de las escuelas.[72]
En el mismo mes del año 1937 entraba como maestro nacional interino de la escuela de niños del Dragonal D. Bruno Déniz Marrero, también D. Remigio Sáenz Infante entró como docente en la escuela de Siete Puertas el día 25 de noviembre, y desde el día uno de septiembre hasta el dos de diciembre del mismo año sería D. Abrahan González Arencibia, cura párroco de San Lorenzo, el que ejerciera como docente en la escuela del casco de San Lorenzo, cargo que desempeñó al ser designado por el Alcalde, por haber sido movilizado a filas el maestro interino que venía ejerciendo dicha función, sustituyéndole el mencionado día dos de diciembre D. Juan Bravo de Laguna Marrero.[73]
En el año 1939 salía una lista de las maestras y maestros nacionales que se habían dedicado a actividades políticas “... de índole profesional o social, de carácter extremista de izquierdas, marxistas o comunistas, o que han dado enseñanzas inmorales o antirreligiosas, según informes recibidos y noticias adquiridas”. En aquella terrible lista aparecía el nombre de Dª. Juana González Monzón, maestra de San Lorenzo.[74]
En este apartado de la historia de la educación he querido rendir un homenaje a todos aquellos maestros y maestras, así como a todos los que, de una manera o de otra, pusieron algo de su parte por mejorar la cultura de los pueblos. Nombrarles a todos no sería posible, porque siempre se te quedaría alguien atrás, pero sí reconocer los intentos de establecer las primeras escuelas para niños pobres y, como no, reconocer el trabajo de los educadores del siglo XIX y comienzos del XX, para terminar en los que ejercieron esta profesión en los difíciles momentos del período de la Guerra Civil.
* Este trabajo es el capítulo referente a la educación que aparece en el libro “Historia del Municipio de San Lorenzo: Recuperando la Memoria Histórica”. Actualmente dispongo de nuevo y amplísimo material que podría suponer una nueva publicación. Junto con el presente trabajo pudiera acercarse a una historia más completa del tema en cuestión.
[1] NEGRÍN FAJARDO, O.: La enseñanza en Canarias.. Las Palmas de G.C. 1982, pp. 18-23.
[2] A.H.P.L.P. Lorenzo Hernández Millares. Nº 1.689, fs. 177r-189v.
[3] Ibídem. Andrés Cabrera de León. Nº 1.894, a 30/8/1801, s.f.
[4] A.P.S.L. Documentos sueltos Nº 1. Mandatos, circulares del siglo XVII al XIX. s.f.
[5] SEIX, F.: Enciclopedia Jurídica Española. Barcelona 1910, p. 463.
[6] A.D.L.P. Legajo sobre privilegios de religiosos: 1802 -1814, s.f.
[7] DARIAS MONTESINO, E.: Ojeada histórica sobre la cultura en las Islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife 1934, pp. 75 y ss.
[8] Colección de Reales Decretos, Órdenes y Reglamentos, relativos a Instrucción Primaria elemental y superior Madrid 1850, p.70.
[9] ZUFIRÍA, J. V. y MONTEVERDE, J.J.: Guía de las Isalas Canarias. 1840.
[10] Boletín Oficial de la Provincia de Canarias. (B.O.P.C.) Nº 75, de 26/6/1840.
[11] Ibídem. Nº 88, p. 2, de 22/7/1846.
[12] Colección de Reales Decretos, Órdenes y Reglamentos, relativos a Instrucción Primaria elemental y superior. Madrid, 1850. p. 70-83.
[13] B.O.P.C. Nº 33, p. 1, de 17/3/1847.
[14] Ibídem. Nº 84, de 17/7/1848.
[15] Ibídem. Nº 79, de 3/7/1848.
[16] Ibídem.
[17] DÉNIZ GREK, D.: Historia de Canarias. T. 3, p. 912. Inédito.
[18] A.D.L.P. Asuntos pertenecientes a la parroquia de San Lorenzo. Arciprestazgo del Norte de la Isla. Nº 4, de 2977/1848. s.f.
[19] B.O.P.C. Nº 13, p. 2, de 30/1/1852.
[20] Boletín Oficial del Distrito de Gran Canaria. Nº 10, de 3/8/1852; Nº 36, de 25/4/1853.
[21] A.P.S.L. Certificados del S. XIX. s.f.
[22] SEIX, F.: Enciclopedia Jurídica Española. Barcelona 1910, p. 464.
[23] Boletín Oficial del Distrito de Gran Canaria. Nº 13, p. 4, de 14/2/1854.
[24] OLIVE, P. de.: Diccionario Estadístico - Administrativo de las Islas Canarias. Barcelona 1864, p. 921.
[25] Ibídem. p. 922.
[26] A.A.L.P. Libro de Actas de la Junta Local de 1ª Enseñanza. Nº 1, fs. 53 y ss.
[27] A.P.S.L. Documentos sueltos I. Fajo de rectificaciones de partidas. Sorteo de 1871.
[28] Ibídem. Imposiciones y otros documentos. fs. 31r-33v; 34r-38r.
[29] B.O.P.C. Nº 141, de 24/11/1890.
[30] Ibídem. Nº 25, p. 1, de 27/2/1891.
[31] B.O.P.C. Nº 119, p. 1, de 3/10/1892; Nº 62, p. 1, de 23/5/1892.
[32] PEÑARANDA, F.: Anuario Estadístico de Gran Canaria de 1902. pp. 237-238.
[33] B.O.P.C. Nº 2, pp. 2-3, de 3/1/1890.
[34] Ibídem. Nº 85, p. 1, de 1677/1900.
[35] A.A.L.P. Libro de Actas del Ayuntamiento de San Lorenzo: 1922 - 1923. fs. 20 y ss.
[36] A.D.L.P. Parroqiales Norte. Parroquia de entrada: San Lorenzo. s.f.
[37] A.A.L.P. Libro de Actas de la Junta Local de 1ª Enseñanza de San Lorenzo. Nº 1, f. 1.
[38] Ibídem. fs. 1v y ss.
[39] Ibídem. fs. 5v y ss.
[40] Ibídem. fs. 4r y ss.
[42] Ibídem. fs. 6v y ss.
[43] Ibídem. fs. 24v y ss.
[44] Ibídem. fs. 29-34.
[45] Ibídem. fs. 44r-55v.
[46] Ibídem. fs. 13v y ss.
[47] Ibídem. fs. 24 y ss.
[48] Ibídem. fs. 35-42.
[49] Ibídem. fs. 16 y ss.
[50] Ibídem. fs. 29-34.
[51] Ibídem. fs. 44 y ss.
[52] Ibídem. fs. 77r-96v.
[53] Ibídem. fs. 47 y ss.
[54] Ibídem. fs. 53r-62r.
[55] A.A.L.P. Libro de Actas de San Lorenzo: abril de 1924 - febrero de 1925. f. 7r.
[56] Ibídem. f. 52v.
[57] Ibídem. Libro de Actas de la Junta Local de 1ª Enseñanza. fs. 63r-98r.
[58] A.A.L.P. Libro de Actas del Ayunt. de San Lorenzo: 1922 - 1923. fs. 21 y ss.
[59] Ibídem. fs. 3 y ss.
[60] B.O.P.C. Nº 1, de 2/1/1922.
[61] A.A.L.P. Libro de Actas del Ayunt. de San Lorenzo: 1922 - 1923. fs. 68-69.
[62] Ibídem. 1923 - 1924. fs. 1r-17v.
[63] Ibídem. fs. 18 y ss.
[64] Ibídem. fs. 48v, 56v.
[65] A.P.S.L. Paquete de cuentas de Fábrica. Documentos sueltos Nº 1. s.f.
[66] B.O.P.C. Nº 8, p. 13, de 8/1/1936.
[67] A.H.P.L.P. Gobierno Civil: Orden Público. Nº 3, noviembre de 1936. s.f.
[68] Ibídem. Negociado 3º. Julio de 1936.
[69] A.A.L.P. Libro de Actas de San Lorenzo: 4/9/1936 a 14/6/1937. fs. 41r-41v.
[70] A.H.P.L.P. Gobierno Civil Nº 3, enero de 1937, s.f.
[71] A.A.L.P. Libro de Actas de San Lorenzo: 4/9/1936 a 14/6/1937. f. 25v.
[72] Ibídem. a 4/11/1936.
[73] A.H.P.L.P. Material sin clasificar correspondiente al año 1937. El Director del Archivo me permitió acceder al mismo, lo que le agradezco profundamente.
[74] A.H.P.L.P. Gobierno Civil. Carpetilla Nº 3, mes de mayo de 1939, s.f.
El personaje que impulsó la obra de su primera ermita, el ya varias veces nombrado Alcalde y Capitán Lázaro de Ortega, allá por los comienzos del siglo XVII, en un principio no sabía escribir pero pasado el tiempo, según podemos apreciar en los diferentes documentos, ya sabía firmar y ello fue debido, casi con absoluta certeza, a que fue uno de los canarios seleccionados para las levas que se hicieron para ir a Cataluña o Flandes, y aprovechando el tiempo muerto y algún compañero que sabía leer y escribir no desaprovechó la ocasión y consiguió su propósito. Su interés en mejorar y su abnegada labor en que el Lugarejo de Tamaraceite se convirtiera en Lugar le llevaron a llegar a ser Regidor de la Isla.
Por las mismas fechas uno de sus yernos, concretamente Lucas Lorenzo, era una de las poquísimas personas que sabían leer y escribir en toda la Jurisdicción, y este escaso porcentaje de personas no analfabetas continuará por mucho tiempo, prácticamente hasta bien entrado el siglo actual.[1]
Del pedimento que hacen los vecinos, para hacer realidad la erección de la parroquia, el día 12 de agosto de 1680, se puede sacar el número aproximado del porcentaje de analfabetos de la jurisdicción, ya que de los vecinos reunidos, sólo los tres que les van a representar ante las autoridades de la Isla: Francisco Rodríguez, Luis Díaz y Gonzalo Álvarez, además de Salvador Hernández y el Alcalde, sabían firmar, y si tenemos en cuenta que en el año 1680 la población estaba estimada en unos 150 vecinos, y aplicando cinco miembros por cada unidad familiar, nos daría una población de unos 750 habitantes. Es muy probable que nadie más supiera firmar en toda la jurisdicción, por lo tanto serían sólo cinco vecinos los que supieran hacerlo, lo que supondría un saldo del 99´34% de analfabetos para aquellos momentos.
Los sacerdotes, el primero de ellos sería Juan González Travieso, que llegó a San Lorenzo hacia el año 1681, serían de los únicos que podían aportar algo para paliar el analfabetismo generalizado de aquella población, pero en general poco o casi nada se logró al respecto durante un largo período de tiempo.
El primer intento de llevar a San Lorenzo el arte de saber leer y escribir se debió a la generosidad del matrimonio formado por D. Juan González Travieso y Dª. Ana Suárez de Fleitas, ya nombrados en varias ocasiones con motivo de otras donaciones, que en el año 1763 dejaban una cantidad de dinero a los Patronos de las Capellanías de Arucas y San Lorenzo para que se pagara a los maestros de enseñanza, y en el caso de que no "...hubiere estudiantes a los que enseñar en dichos lugares, se eligiese a los niños más capaces para hacer la carrera eclesiástica y se les ayudase en sus estudios".[2]
El segundo intento de instaurar una escuela de primeras letras tuvo más consistencia y se debió al Deán y Canónigo de la Catedral de Las Palmas D. Gerónimo de Roo y Fonte. Este personaje hizo bastantes cosas por el pueblo de San Lorenzo, como fueron la creación de un pósito debido a la pobreza casi generalizada de sus pobladores, un alojamiento para los curas que sirvieran en su Parroquia, como ya vimos en su momento, pero además llevó a cabo la fundación de una escuela de primeras letras.
Era el día 30 de agosto del año 1801 cuando hizo un escrito, manifestando su deseo de entregar cinco fanegadas de trigo, sacadas del pósito del Pueblo, para poder costear el trabajo de la persona encargada de la educación de los niños. Para ello fundó una Escuela de primeras letras, en la que los niños deberían aprender no sólo la doctrina cristiana sino también la lectura y escritura.
También dejó establecido el tiempo que los responsables de la enseñanza debían dedicar en la educación de aquellos niños, tendrían que ser tres horas diarias por la mañana y dos por la tarde, lo que demuestra que el donante estaba muy informado al respecto, ya que actualmente se siguen impartiendo aquellas cinco horas que D. Gerónimo de Roo consideraba imprescindibles.
El donante, como patrono de la primera escuela de San Lorenzo, redactó las cualidades que debía tener el maestro: "...debía ser hábil para desempeñar dignamente el cometido, y si así no lo hiciera, el sacerdote del Lugar le relevaría de su cometido, sustituyéndole por alguien capaz".
Además se preocupó de encontrar el lugar adecuado para que hiciera de primera escuela, y aprovechó que habiendo dejado una casa de alto y bajo para los sacerdotes que servían en La Parroquia, se pudiera utilizar, si fuera preciso, parte de aquella casa en tales menesteres.[3]
La labor difusora de noticias, en los diferentes pueblos, la llevaban a cabo los sacerdotes, y prueba de ello es que con ocasión de un escrito del Obispo D. Juan Ruiz Simón de 5 de mayo del año 1707, le contestó el cura de San Lorenzo, D. Juan González Travieso, que había publicado el escrito y explicado en la Iglesia su contenido, y con posterioridad lo mandó a fijar en la parte acostumbrada por un período de quince días.[4]
Ya en la Constitución del año 1812 se nos decía: "...dispuso ya de una manera terminante, que en todos los pueblos de la Monarquía se estableciesen escuelas de primeras letras, en las que se enseñaría a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica".[5] Evidentemente aquel deseo no se puso en práctica de forma generalizada y tendrían que pasar todavía unos cuantos años para verlo realizado.
En una disputa entre D. Cristóbal Rodríguez Naranjo como cura entrante en la parroquia de San Lorenzo y el saliente D. Gregorio de León, ocurrido en el año 1814, se vuelve a hablar del tema de la Escuela de primeras letras, el hecho fue ocasionado por la entrega de las llaves de la casa de los curas, que había dejado el ya mencionado D. Gerónimo de Roo y Fonte, y que además suponía el pago de 15 reales por parte de aquellos por haberla habitado, "...que se entregarían al mayordomo de la Fábrica de la Parroquia para que se emplearan en las reparaciones y adelantos que se estimaran convenientes y el sobrante habría que emplearlo en el maestro de primeras letras que se habría de establecer allí".[6]
Aunque todavía se debería esperar hacía el año 1848 para ver la primera escuela pública en San Lorenzo, debemos hacer un pequeño recorrido histórico en cuestión educativa por aquellos años de la primera mitad del siglo XIX.
La instrucción elemental en Canarias en el año 1834 sólo contaba con unas 27 escuelas de niños y 6 de niñas, de cuyos maestros sólo siete poseían título. En el año 1840 había mejorado algo aquel número ya que se disponía de 37 escuelas de niños y 16 de niñas, lo que suponía que de cada 144 habitantes solamente uno estaba escolarizado.
La mayoría de los maestros no lograron que los Ayuntamientos les abonaran sus emolumentos con la regularidad debida, pudiendo realizar su función: el sacristán, el cura párroco o el secretario del Ayuntamiento, debido a los grandes gastos que ocasionaba a muchos municipios que no disponían de recursos para afrontar el pago a los docentes.
En las Islas Canarias las escuelas públicas se ajustaban al marco oficial según las condiciones de cada localidad, y estaban en clara desventaja con respecto a los colegios privados de los lugares de importancia, ya que los padres de alta condición social potenciaban la enseñanza privada en detrimento de la escuela pública.
En el año 1846 en la isla de Gran Canaria sólo uno de cada catorce niños estaba escolarizado y en el año 1847 se decía que de los 95 pueblos de las Islas, sólo en 40 de ellos existían escuelas gratuitas a donde podían acudir los niños pobres.[7]
Volviendo atrás en el tiempo, concretamente al 21 de julio de 1838, aparece la Ley de Instrucción Primaria y entre sus artículos podemos destacar los siguientes:
- Artículo 2: Serán públicas aquellas escuelas que están sostenidas por los fondos públicos de los pueblos. También se considerarán públicas las escuelas gratuitas pagadas enteramente por legados, obras pías o fundaciones.
- Artículo 7: Todo pueblo que llegue a 100 vecinos estará obligado a sostener una escuela primaria elemental completa.
- Artículo 23: El nombramiento de maestros corresponde a los ayuntamientos de los pueblos.
- Artículo 26: Es una obligación de los padres procurar que sus hijos asistan.
- Artículo 35: Se establecerán escuelas de niñas separadas donde los recursos lo permitan.[8]
Esta normativa no se empleó en el municipio de San Lorenzo, ya que a pesar de tener una población de 521 vecinos, lo que suponía unos 2.236 habitantes, no tenía escuela pública en el año 1838, sin embargo en otros municipios como eran: Firgas, Santa Brígida y Moya, entre otros, si se habían creado.[9]
En el Reglamento de Escuelas Públicas de dicho año se nos decía en su Artículo 12, que para que un niño pudiera ser admitido debía estar entre seis y trece años de edad, pero las Comisiones de los pueblos podrían autorizar admitir a menores o mayores, según se creyera conveniente.
El día 5 de octubre de 1839 se comunicaba a los Alcaldes Constitucionales que procedieran a la inmediata instalación de las Comisiones Locales de Instrucción Primaria, con arreglo a lo que se había establecido con la Ley del año anterior, porque a pesar de ello y del tiempo que había transcurrido sólo habían obedecido los Alcaldes Constitucionales de La Matanza y Tejina en la isla de Tenerife y los de la Ciudad de Las Palmas, Telde, Guía y Teror en Gran Canaria. Se habla del abandono con que los pueblos habían afrontado el tema, multándose a los pueblos cabeza de partido judicial con 600 reales de vellón y al resto con 400. Estos acuerdos se tomaban en Santa Cruz de Tenerife el 17 de junio de 1840.[10]
En el año 1846 se resaltaba el abandono y la miseria de los maestros por parte de los Ayuntamientos.[11]
Con el Real Decreto de 23 de septiembre de 1847 se dio un gran impulso a la instrucción primaria. También con otro Real Decreto de 30 de marzo de 1849, en su Artículo 17, se confirmaba que en todas las provincias el Gobierno nombraría un inspector de escuela.[12]
En el ya mencionado año 1847, en concreto el 4 de febrero, la Dirección General de Instrucción Pública manifestaba que se habían enterado de que en algunos pueblos se estaba permitiendo que impartieran la enseñanza personas que no estaban legalmente autorizadas, lo que suponía una grave infracción.[13]
En el año 1848 se hizo un Real Decreto, en relación a la Ley ya mencionada del año 1838, que intentaba llevar a cabo notables mejoras, destacando los siguientes artículos:
- Artículo 31: Las Comisiones superiores de Instrucción Primaria cuidarán de que en todos los pueblos haya siempre el número suficiente de escuelas elementales completas; las incompletas no se permiten sino en pueblos menores de 100 vecinos.
- Artículo 23: En las poblaciones de crecido vecindario ha de haber siempre una Escuela elemental completa de niños y otra de niñas por cada 500 vecinos, entre públicas y privadas; la tercera parte por lo menos deber ser de la primera especie.
- Artículo 35: Los Ayuntamientos podrán establecer clases de noche o en los días festivos, ya para los niños que no puedan asistir de día, ya para los adultos cuya instrucción esté descuidada o no quieran olvidar lo que aprendieron.
- Artículo 36: En los pueblos de corto vecindario, donde sea preciso consentir escuela incompleta, podrán las funciones de maestro agregarse a las de cura párroco, secretario del Ayuntamiento, organista u otras compatibles con la enseñanza; pero donde haya escuela elemental completa no se permitirá semejante agregación.
- Artículo 37: Los Ayuntamientos deberán dar a los maestros:
- 1º- Casa o habitación suficiente para sí y su familia.
- 2º- Local para la escuela.
- 3º- Menaje y los útiles necesarios para la enseñanza.
- 4º- Papel, plumas y libros para los niños absolutamente pobres.
- Artículo 38: La habitación y escuela, siempre que se pueda, deberán ser propias del Ayuntamiento, excitando el celo de los alcaldes para que los pueblos adquieran o construyan edificios con este objeto, o reparen los antiguos.
- Artículo 40: En todas las escuelas deberán celebrarse anualmente exámenes presididos por individuos de las Comisiones superiores. En las escuelas públicas se repartirán premios por cuenta del Ayuntamiento.
- Artículo 41: Todos los años repartirá también el Gobierno premios a los profesores de instrucción primaria que más se hayan distinguido en cada provincia, consistente en medallas.
- Artículo 42: En el local de las escuelas deberá escribirse el nombre de los hombres ilustres que haya producido el pueblo o de los que le hubieren hecho algunos beneficios, con un resumen biográfico para instrucción y ejemplo de los niños.
- Artículo 43: Los Jefes políticos cuidarán de que se incluya en el presupuesto municipal de cada pueblo la cantidad que le esté señalada para el sueldo del maestro o maestros. Si el Ayuntamiento no lo hiciere lo verificará aquella autoridad.[14]
Todo aquel movimiento en pro de la mejora de la educación se va a notar en los diferentes pueblos de la isla, que hasta ahora habían estado abandonados en materia educativa, no sólo por parte de los Ayuntamientos sino por gran parte de las familias que tenían otro tipo de necesidades que cubrir, como eran el trabajo de los campos o el cuidado y alimentación del ganado, así sucedía tanto en San Lorenzo como en cualquier otro pueblo de la Isla, más en el que estamos estudiando, debido a la pobreza de la que siempre se habló en cualquier tipo de documentación consultada.
Algunas familias sí que se preocuparon por la educación de sus hijos y enviaban a los hijos varones para que el sacerdote de turno les enseñara, no sólo lo referente a la religión católica sino el aprendizaje de la lectura y la escritura, según manifiestan oralmente algunos mayores de la Jurisdicción, hablándonos de que hubo algunos curas, como D. Vicente Matamala, que le habían dado clase a sus antepasados. Generalmente eran hijos de familias pudientes, que no necesitaban aquella joven mano de obra, y que con posterioridad enviaban a sus hijos a la Capital a continuar sus estudios en colegios no estatales.
En el año 1848 ya el pueblo de San Lorenzo estaba entre los que disponían de una escuela incompleta(sólo de varones), en consideración a la escasez de sus recursos. En estos pueblos los cargos de maestros eran desempeñados por los secretarios de los Ayuntamientos.
En el Boletín Oficial de la Provincia del día 3 de julio de 1848 se podía leer: " Más como la penuria y el corto número de vecinos de no pocos Ayuntamientos(en aquellos momentos la población de San Lorenzo era de 480 vecinos[15]) resisten la posibilidad de que las dotaciones de estos dos empleos se satisfagan de forma separada y correspondientemente, es conveniente en tal caso que ambos destinos sean desempeñados a la vez por una misma persona, de conformidad con el Artículo 36 del Real Decreto de 23 de septiembre de 1847".
El secretario del Ayuntamiento al ejercer también como maestro percibía un sueldo que correspondía a la suma de la asignación de ambos cargos. En San Lorenzo, en concreto, el maestro percibía un sueldo de 1.000 reales de vellón y los gastos de escuela eran de 120, mientras que por el cargo de secretario del Ayuntamiento le correspondían 1.500 reales de vellón.[16]
A mediados del siglo XIX, en la mayoría de los pueblos de la Isla se apreciaba un notable abandono en materia educativa, entre otras cosas por no disponer de los materiales necesarios, y sobre todo porque la enseñanza era escasa y de mala calidad[17], provocada fundamentalmente por el hecho de que no eran profesionales de la enseñanza los que la impartían sino, como hemos visto, los secretarios de los Ayuntamientos para ahorrarse los gastos que suponía el disponer de un maestro.
Un dato significativo, en cuanto al fenómeno generalizado del analfabetismo, es que en San Lorenzo con ocasión de la reclamación al Obispado, el día 29 de julio de 1848, para que se mantuviera en su puesto al sacerdote D. Cristóbal Caballero, firmaron perfectamente 26 vecinos[18], dato que contrasta con los escritos del siglo XVII(momento de la erección de la Ermita o cuando se solicita su transformación en Parroquia) y XVIII, en donde apenas una o dos personas eran los que sabían firmar, hecho que demuestra que parte de la población había mejorado su formación gracias a la aportación de los sacerdotes o a la escuela de primeras letras que se había puesto en marcha gracias a D. Gerónimo Roo.
El pago a los maestros era un tema sangrante, pues muchos de ellos tenían auténticos problemas para poder cobrar por el trabajo realizado y así los Alcaldes no remitían a la Comisión Provincial de Instrucción Primaria los estados de los pagos a los maestros, en concreto, el 28 de enero de 1852 el Alcalde de San Lorenzo, entre otros muchos, no había enviado el certificado de los pagos al maestro correspondiente al cuarto trimestre del año 1851, advirtiéndosele de que se le multaría si no lo enviaba con prontitud. Se hizo lo que se les ordenaba pero el problema continuó, ya que el 22 de junio del mismo año se le avisaba de nuevo a los alcaldes de Firgas, Valleseco y San Lorenzo, entre otros, para que enviaran el parte de pago a los maestros correspondiente al primer trimestre de 1852.[19]
La expedición de los títulos de los maestros de instrucción primaria que obtuvieran escuelas públicas correspondía a los Gobernadores de la Provincia, y además era obligación de los Alcaldes de los Ayuntamientos formar las Comisiones Locales de Instrucción Primaria, según Real Orden de 30 de marzo de 1852.
El día 20 de abril de 1853 se exigía a todos los Alcaldes de los diferentes pueblos, aunque todavía hubo pueblos que no disponían de escuelas, que formaran la Junta de Comisión Local de Instrucción Primaria, en cumplimiento del Artículo 31 de Instrucción Primaria del 21 de julio de 1838, por la que la comisión estaría formada por: el Alcalde, un Regidor, un párroco elegido si hubiere más de uno y dos personas instruidas nombradas por la Municipalidad.[20]
La instrucción había mejorado en San Lorenzo, pero de los datos sacados por los permisos concedidos por casamiento, a los jóvenes que estaban prestando el servicio militar, entre los años 1852 y 1872, se entresaca que de un total de 17 permisos:[21]
- 5 de los solicitantes sabían firmar.
- 12 no supieron hacerlo.
Ello suponía que sólo el 29% de la población en edad militar sabía firmar, número considerable si lo comparamos con el total de la población de San Lorenzo, y posiblemente se debió a que en el Decreto de las Cortes de Cádiz, de 28 de junio de 1821, ya se ordenaba que en los Cuerpos de Ejército se fundaran escuelas de enseñanza primaria para que los soldados aprendieran a leer, escribir y contar, al propio tiempo que el catecismo político.[22]
Los pueblos que habían remitido, por parte de los Ayuntamientos y las Comisiones Locales de Instrucción Primaria, la copia del acta de los exámenes públicos que se habían llevado a cabo en el mes de diciembre de 1853, que se habían celebrado en sus respectivas escuelas, eran sólo los de: Guía, Ingenio, Mogán, Valleseco y San Lorenzo, en la Isla de Gran Canaria, y en Lanzarote sólo Arrecife y Haría[23], lo que demostraba, una vez más, el abandono a que estaba sometida la instrucción pública por parte de los Ayuntamientos.
De la nota anterior se deduce que ya en el año 1853 estaba formada la Comisión Local de Instrucción Primaria del Municipio de San Lorenzo.
En el año 1860 seguía existiendo en el Municipio de San Lorenzo sólo una escuela de varones, a la que acudían 35 alumnos, siendo el sueldo del maestro que los atendía de 3.000 reales de vellón, empleándose en los gastos de material escolar 750.[24] Del gráfico que vamos a poder ver a continuación, se deduce que el 93´47% del total de la población del municipio de San Lorenzo no sabían ni leer ni escribir, los que sabían leer representaban sólo el 1´7% y aquellos que sabían leer y escribir suponían un 4´7%. El porcentaje de analfabetismo es escalofriante. El presupuesto municipal de gastos del municipio de San Lorenzo para el año 1861 ascendía a 11.193 reales de vellón, de los cuales se destinaban a la instrucción pública 3.450, lo que suponía un 30% del total de los gastos municipales.[25]
Volviendo al año 1860, y de una población total de 2.116 habitantes para el municipio de San Lorenzo, se pueden sacar una serie de interesantísimos datos, todos referentes al grado de educación que tenían sus moradores.
VARONES | HEMBRAS | TOTAL | % | |
No sabe leer ni escribir |
853 | 1125 | 1978 | 93'47 |
Saben sólo leer | 26 | 12 | 38 | 1'7 |
Saben leer y escribir | 81 | 19 | 100 | 4'7 |
El gráfico referente a la población que sabía leer y escribir es tremendamente significativo. Elaboración del autor.
Ya desde el año 1864 existía una escuela de niñas en Tamaraceite, debido a que era el pago con mayor número de habitantes.[26]
En un expediente para librarse de la obligación del servicio militar correspondiente al año 1872, resultan implicados seis jóvenes de San Lorenzo, de los que se precisaba la firma y el oficio. Tres de aquellos muchachos supieron firmar[27], redactando perfectamente uno de ellos, mientras que los otros tres no supieron ni tan siquiera firmar, lo que confirma que la instrucción primaria no era patrimonio de todos, debido fundamentalmente a las obligaciones familiares.
El día 10 de enero del año 1873 el Obispo D. José María Urquinaona y Bidot fundó una capellanía en Tenoya, como ya vimos en su momento, y entre las obligaciones del Capellán estaba la instrucción catequista o enseñanza de la doctrina cristiana a los niños, labor que se tendría que poner en práctica dos veces por semana; lo mismo sucedió para Tamaraceite el 28 de noviembre del mismo año[28], con lo que la instrucción, al menos en el orden religioso y lingüístico, llegaba a los pagos más poblados de San Lorenzo.
Tan solo unos años después se creó una Escuela de Niños en Tenoya, lo cierto es que con ocasión de la constitución de unas mesas electorales, el 10 de noviembre de 1890, una de ellas se mandó a colocar en dicha Escuela.[29]
El mismo año se advertía, por una vez más, a quince ayuntamientos de la isla de Gran Canaria, entre ellos estaba el de San Lorenzo, que habían descuidado el pago de las atenciones del personal y material de Primera Enseñanza, así como los alquileres y retribuciones del primer semestre de 1890-1891. El problema de pagos de Primera Enseñanza continuaría en el curso siguiente, en donde eran 11 ayuntamientos de la isla de Gran Canaria, San Lorenzo entre ellos, los que no atendían debidamente los pagos relacionados con la enseñanza, y meses después se seguía advirtiendo que si en el improrrogable plazo de quince días, los Alcaldes de los pueblos de Artenara, Mogán, San Nicolás y San Lorenzo no satisfacían la deuda por obligaciones de Primera Enseñanza, correspondiente al año económico de 1891-1892, se procedería a imponerles una multa que ascendía a 100 pesetas, según el Artículo 2º del Real Decreto de 16 de julio de 1889, relacionado con cubrir las atenciones de personal y material.[31]
Es evidente que para la mayoría de los ayuntamientos, aquellos primeros gastos de enseñanza supusieron una carga que pocos pudieron afrontar, y como consecuencia de ello surgió aquella frase que quedaría para la posteridad: "Pasas más hambre que un maestro".
En el año 1898 en el Municipio de San Lorenzo se disponía de cuatro escuelas: una de niños en el pueblo de San Lorenzo, al frente de la cual estaba D. Pedro Mederos Manzano; en Tamaraceite existía una escuela de niños cuyo maestro era D. Manuel Peña Enríquez, y una escuela de niñas, siendo su maestra Dª. Francisca Jaizme Alzola; y en Tenoya se disponía de otra escuela de niños en la que impartía la docencia D. José Santana García.[32]
Es curioso que los sueldos que percibían aquellos maestros eran diferentes, siendo de 275´25 pesetas trimestrales para el que trabajaba en el Pueblo, mientras que los de Tamaraceite y Tenoya tan sólo recibían 125´25.[33]
El problema de los gastos que ocasionaba la enseñanza continuaba en el año 1900, y las cantidades que adeudaban los Ayuntamientos con respecto al primer semestre eran, entre otros, el de Las Palmas 13.734´48 pesetas, el de Firgas 1.191´80 y el de San Lorenzo 2.474´90 pesetas[34], con lo que momentáneamente no se encontraba la solución al gravísimo problema, no sólo en los Ayuntamientos pequeños como eran Firgas o San Lorenzo, sino que afectaba a los de mayor envergadura como era el caso de la Capital.
En relación a la falta de pago a los maestros del municipio de San Lorenzo, en un oficio del día 15 de junio de 1.920 se reclamaba, por parte del Delegado del Gobierno, la cantidad de 5.222´64 pesetas por los atrasos en el pago a los maestros con anterioridad al año 1902. Desde el Ayuntamiento de San Lorenzo se le contesta que aquellos maestros habían cobrado todos los atrasos en los años que se mencionan.[35]
El presbítero D. Ceferino Hernández, coadjutor de la Parroquia de San Lorenzo, prestaba sus servicios en el pago de Tamaraceite y exponía, el día 22 de marzo de 1903, que entre las necesidades de aquel vecindario estaba la enseñanza cristiana[36] en la "...escuela privada de niños fundada por el exponente", con lo que además de las dos escuelas públicas, existía la privada que regía este personaje.
En las Salas Consistoriales del Pueblo de San Lorenzo se reunió la Junta Local de 1ª Enseñanza, bajo la presidencia del Alcalde D. José Rivero Viera, el día 25 de febrero de 1910, con la asistencia de los vocales: D. Juan Medina Espino, D. Juan Ramírez Martel, D. Juan Medina Nebot, D. Diego Betancor y D. Santiago Sánchez, para llevar a cabo la sesión ordinaria del mes de febrero, excusando la asistencia de D. Jacinto Falcón, Dª. María del Pino Suárez y Dª. Juana Betancor, donde la Junta quedaba enterada del acuerdo del Ayuntamiento para construir un grupo escolar en el barrio de Tamaraceite.[37]
El libro de actas más antiguo que se conserva de la Junta Local de 1ª Enseñanza de San Lorenzo es del año 1910, pero se hace referencia a la última reunión del año 1909.
El 25 de abril de 1910 se reclamaba contra el acuerdo de la Comisión de Enseñanza de la Provincia, publicada en el Boletín Oficial de 26 del mismo mes, en donde se le asignaban a San Lorenzo cuatro escuelas de varones y cuatro de hembras, acordándose de que sólo se necesitaban tres de cada una de ellas. La Comisión Local de San Lorenzo informaba del error cometido, asignándole al casco 2.479 habitantes, ya que por equivocación se le había agregado la población de los pagos del Toscón, Almatriche y Barrancos, que debían haber formado grupo escolar con Tamaraceite, haciéndolo Casa Ayala con Tenoya.
Las escuelas que realmente le correspondían a este Municipio eran:
POBLACIÓN | Nº DE HABITANTES | Nº DE ESCUELAS |
Tamaraceite | 1.966 habitantes | 2 escuelas |
Tenoya | 1.566 habitantes | 2 escuelas |
San Lorenzo |
875 habitantes | 2 escuelas |
Población Total |
4.397 habitantes | 6 escuelas |
De aquellas seis escuelas tres serían de varones y tres de hembras.[38]
El Inspector de 1ª Enseñanza de la Provincia, D. Antonio Arocha García, en su visita al municipio de San Lorenzo, dijo que en los pagos de Tamaraceite y Tenoya había encontrado la enseñanza en un "lamentable estado de deficiencia" y que por el contrario, la de niños de San Lorenzo, que estaba dirigida por el ya mencionado D. Pedro Mederos Manzano, estaba muy bien, causa por la que le felicitaba. Una de las razones de aquel estado lamentable de la educación era la falta de interés de los padres por enviar a sus hijos a las escuelas, por lo que en el futuro se pondría en práctica una mayor vigilancia, con el fin de que se obligara a las familias a que enviaran a sus hijos con una mayor regularidad a las escuelas.[39]
El mencionado Inspector, retomando el tema del número de escuelas, especificaba que evidentemente hubo errores y que definitivamente quedaría con sus tres distritos escolares ya mencionados, pero que en el de Tenoya actualmente había sólo una de niños, ampliándose con la de niñas y lo mismo sucedería en San Lorenzo.[40]
De aquellas manifestaciones se deduce que en el año 1910 existían en el Municipio de San Lorenzo: tres escuelas de niños, una en cada distrito, y sólo una de niñas en el distrito de Tamaraceite.
La Junta Local fijaba los días de exámenes en todo el término municipal, y también le correspondía formar una Comisión, entre sus miembros, que había de presidir dichos exámenes, a los cuales se unían las dos madres que formaban parte de dicha Junta para hacerlo en las escuelas de niñas.
La Comisión para presidir los exámenes de final de curso estaba formada por los siguientes representantes:[41]
- D. José Rivero Viera.(Alcalde)
- D. Jacinto Falcón Navarro.(Cura párroco)
- D. Juan Medina Nebot.(Médico e Inspector Municipal)
- D. Juan Ramírez Martel.(Concejal del Ayuntamiento)
- D. Diego Betancor Hernández.(Padre de Familia)
Como se puede ver, la Comisión estaba compuesta por una variada representación.
Las medidas que se habían tomado con respecto al absentismo escolar no se hicieron esperar y así, el maestro de Tenoya enviaba una lista haciendo constar en ella las faltas de asistencia correspondientes al mes de septiembre de 1910, y enterada la Junta Local de 1ª Enseñanza se acordó tomar medidas al respecto. La solución no hizo efecto ya que por los meses de octubre y noviembre la situación no había mejorado, con lo que el Alcalde-Presidente de la Junta ordenaba que se hicieran pregones en Tenoya, haciendo ver a los padres las responsabilidades que estaban incumpliendo.
En el mismo año comenzaban a funcionar las escuelas de adultos en todo el Municipio y también, por parte del Inspector Municipal de Sanidad D. Juan Medina Nebot, se comunicaba “...que habían sido vacunados y revacunados todos los niños que asistían a las escuelas”.[42]
El 23 de julio de 1911 la mencionada Comisión Evaluadora manifestaba que los resultados académicos de la escuela de Tenoya, en donde impartía la docencia el maestro D. Evaristo Martín Ypola, eran poco satisfactorios debido a que a las preguntas formuladas sobre el programa, los alumnos demostraron no tener noción alguna sobre las diferentes asignaturas, lo mismo sucedió con la asistencia; en Tamaraceite, llevada por D. José Bolaños Rodríguez, los resultados y la asistencia fueron prácticamente iguales a los de Tenoya. En cuanto a la escuela de San Lorenzo, la que llevaba el ya mencionado D. Pedro Mederos Manzano, los resultados fueron brillantísimos, en donde todos los alumnos demostraron lo adecuado del método de enseñanza, en donde el número de asignaturas excedía al programa exigido, siendo numerosísima la asistencia de los alumnos; con todo ello se quería demostrar la línea equivocada de los otros docentes. Aquellos excelentes resultados iban a continuar y debido a ello, la Junta Local de 1ª Enseñanza acordó conceder 300 pesetas anuales y un voto de gracia al mencionado maestro; prueba de su excelente magisterio fue que niños de pagos muy alejados venían a matricularse a la escuela de San Lorenzo.[43]
El maestro en cuestión siguió acumulando méritos y así, se le aumentó el sueldo al haberlo incluido en la 2ª clase del escalafón, pasando de 1.100 pesetas a cobrar 1.650 a lo largo del año 1913. También se acordó, por parte de la Junta Local, comunicar al Ayuntamiento que la gratificación para el estímulo de una mejor escuela debería ser para el maestro y no para el centro escolar, pudiendo ser suspendida dicha gratificación cuando el Ayuntamiento lo considerase conveniente.[44]
D. Pedro Mederos enfermaba en el mes de enero del año 1916, pero fue reacio a abandonar su puesto de trabajo, teniendo que ser prácticamente obligado por el médico debido a su delicado estado de salud. Nombra como su sustituto a su hermano D. José Mederos, comenzándose a decir que los inspectores de enseñanza reconocían que su escuela era una de las mejores de la Provincia.
Después de pasados cinco días se reincorporó de nuevo a su puesto de trabajo, pero de nuevo tuvo que abandonarla y en la visita del inspector de educación D. Andrés Díaz Bethencourt, éste manifestaba: “...lamento no haber podido visitar la de San Lorenzo por la enfermedad de su maestro, pues hubiera deseado comprobar la justa fama que tiene en la Provincia y el método de enseñanza, cuyos méritos han sido reconocidos por todos los que han visitado dicha escuela”.
La Junta Local anuncia la muerte de aquel ejemplar maestro, hecho que tuvo lugar el 30 de junio de 1917.[45]
En cuanto a la escuela de niñas, se había denunciado que la profesora titular Dª. María Luisa Fagundo León llevaba bastantes meses de permiso, haciéndose cargo la profesora sustituta Dª. María Dolores Ramírez Viera, debido a las circunstancias los resultados fueron lamentables, aunque se reconocía, por parte de la inspección, el trabajo realizado por la sustituta en el poco tiempo que llevaba ejerciendo, evidentemente había una gran crítica hacia la profesora titular.[46] La maestra titular pidió, el 25 de abril de 1912, una permuta con la compañera que ejercía en Arure (isla de La Palma) Dª. Sofía de Medina Melián, llevándose a efecto el día primero del mes de mayo, con lo que los resultados pasaron a ser excelentes, sólo que las alumnas seguían faltando en gran número, y por ello el Alcalde acordó obligar a los padres a mandar a sus hijas a la escuela.[47] Al igual que se le aumentó, en su momento, el sueldo a D. Pedro Mederos, se le concedió a la maestra de Tamaraceite, incorporándose a la 3ª clase del escalofón. A los otros maestros, debido a que no habían hecho méritos no se le había aumentado el sueldo, y debido a ello se presentaron y aprobaron unas oposiciones restringidas, con lo que pasaron a cobrar la cantidad de 1.000 pesetas.[48]
En el Real Decreto de 7 de febrero de 1908, en su Artículo 5 se especificaba que las Juntas Locales de Enseñanza debían renovarse cada cuatro años, por lo que la primera Junta se hizo en aquel año indicado, se tendría que renovar a comienzos del año 1912. Justo el día 31 de marzo del mismo año se creaba la nueva Junta, acordándose nombrar por primera vez unos delegados que hicieran la función de vigilancia en Tamaraceite, Tenoya y San Lorenzo, desempeñando esta función D. Gregorio de León y Morales en la demarcación de Tamaraceite, además de en los grupos de la Montañeta, Casas de Abajo y Cruz del Ovejero; haciéndolo D. Antonio Afonso Moreno en las escuela de Tenoya, que comprendía además los grupos del Asestadero, Lomo de San Pedro y Casa Ayala; en San Lorenzo desempeñaba esta función D. Francisco Naranjo Cabrera, que además atendía los grupos de Cuevas del Monte y las afueras del Pueblo.[49]
El día 4 de junio de 1913 se le remitía a los maestros del municipio de San Lorenzo el libro de Francisco González Díaz, titulado "Niños y árboles" que había adquirido el Ayuntamiento, para su lectura en las escuelas. Era costumbre el visitar las exposiciones de los trabajos escolares en todas las escuelas del municipio, en el mes de julio, al finalizar el curso.[50]
No sólo van a darse las buenas críticas hacia aquellos maestros de principios de siglo, debido a ello no se libraron tampoco de ataques destructivos y así vemos como la maestra de Tamaraceite Dª. Sofía Medina Melián, en el año 1916, era atacada por el concejal Cabrera Acosta, haciéndole unas acusaciones falsas por no haberle admitido a sus hijos, debido a que pasaban de la edad escolar permitida. Se demostró la inocencia de la maestra y debido a ello la Alcaldía remitió al Delegado del Gobierno una copia del acta para que se castigara al culpable de aquella situación, para que en lo sucesivo se abstuviera de hacer calumnias infundadas. La Junta Local de 1ª Enseñanza acordó pedir al mismo Delegado que “...igual que se atiende a corregir las faltas de los maestros también se les debe defender cuando se les calumnie”.[51]
De mayor consideración fue el ataque hacia la misma maestra, en el año 1.919, en donde 44 vecinos firmaron un escrito que fue enviado a la Inspección, en el que la acusaban de una conducta inadecuada, como era: “...tomar pastillas de la mano de los hombres, en su boca y a través de la ventana de la escuela; ausentarse en otras habitaciones con ocasión de las visitas de los inspectores; intervenir contra determinados vecinos por no consentir a sus caprichos, respondiendo con la expulsión de sus hijas; intervenir a favor de un local donde ubicar la Sociedad Circulo de Tamaraceite y actuando contra los que votaban en contra; ausentarse de las clases y estar hablando en las ventanas”.
Es curioso que se esté hablando de la misma maestra que desde el año 1912 había recibido muchos votos de gracia y aumentos de sueldo, debido a su esmero y gran trabajo, reconocido por inspectores y por la Junta Local. Todo se soluciona a favor de la demandada, ya que no se encontraron pruebas suficientes y, además, el que había presentado la denuncia lo niega todo y retira la misma.[52]
El día 13 de junio de 1916, el Ayuntamiento de San Lorenzo, a requerimiento del Delegado de enseñanza del Gobierno, solicitaba al Ministro de Instrucción Pública una ayuda para poder construir dos edificios escolares, cuyo coste no debía exceder de 25.000 pesetas, aportando el 50% que le correspondería y ofreciendo el terreno para su emplazamiento. También se pedía al Gobierno Central, por las mismas fechas, las escuelas de niñas de Tenoya y San Lorenzo.[53]
El 3 de abril del año siguiente, el Ayuntamiento reconocía el meritorio trabajo realizado por la Señorita María del Pino Apolinario, a favor de la enseñanza, en el barrio de Las Rehoyas, adhiriéndose a dicho reconocimiento la Junta Local.
Será también en el año 1917 cuando los vecinos de los barrios de Los Altos: Acebuchal con 30 habitantes, Caideros con 36, Mazapez con 71, y los grupos diseminados con 400, lo que hacía una población total de 537 habitantes, solicitaban, por encontrarse a gran distancia de las escuelas existentes en el Municipio, la creación de un centro para varones y hembras, fundamentándose en que el Gobierno Central había acordado repartir tres millones de pesetas para la creación de escuelas.[54]
El día 5 de agosto de 1918 hacían lo mismo los vecinos de los barrios de Siete Puertas y el Dragonal, a los que pertenecían: Los Barranquillos con 52 habitantes de derecho, Barranquillo de Siete Puertas con 35, Dragonal de Abajo con 99, Dragonal de Arriba con 136, Fuente Morales con 32, Maipez con 74, Palma de Siete Puertas con 46, Siete Puertas con 104, y los grupos diseminados con 200, que hacían una población total de 762 habitantes. Alegaban las mismas causas que los anteriores y pedían con urgencia la escuela de niños, sin olvidar que a la primera oportunidad se creara también la de niñas. La Junta Local estimó necesaria y urgente la creación de las dos escuelas, para así completar el mapa escolar que correspondía a la Provincia, según acuerdo aprobado por Real Orden de 11 de noviembre de 1911. Debido a todo lo expuesto, el Ayuntamiento remitió, el día 8 del mismo mes, al Delegado del Gobierno de Enseñanza de Gran Canaria el expediente para la creación de una escuela mixta en los Caideros y otra de varones en Siete Puertas.
Según un acuerdo de la Junta Municipal de Sanidad, del día 17 de septiembre, se cerraron todas las escuelas nacionales y privadas del Municipio, debido a la gran epidemia de gripe que asolaba a toda la jurisdicción. Por la misma causa se cerraron las escuelas de Tamaraceite, Tenoya y el Toscón en el mes de abril de 1919.
Por la Real Orden del 30 de noviembre de 1918, atendiendo a los pedimentos que se habían hecho, se crearon las escuelas de niñas de Tenoya y San Lorenzo(equivocadamente se había concedido otra de niñas para Tamaraceite, haciendo un escrito el Ayuntamiento para aclarar que la creada debía ser en San Lorenzo pues ya Tamaraceite disponía de la suya). Continuando con la creación de nuevas escuelas, por R.O. de 3 de enero de 1919 se había creado, con carácter provisional, la escuela mixta de los Caideros, que se encontraba situada junto a la Iglesia de aquel barrio y servida por una maestra.[55] En el año 1924 era maestra de aquel pago Dª. Rosa Evora Viera.[56]
El 28 de febrero de 1919 tomaron posesión las nuevas maestras de San Lorenzo y Tenoya, cargos que recayeron en Dª. María del Pino Hernández Rivero y Dª. Amalia Cabrera Granados. La maestra de San Lorenzo no estuvo mucho tiempo, ya que en el mes de septiembre se tuvo que trasladar a Santa Brígida, debido a ello y a que el maestro de la escuela de niños también tuvo que acudir a su nuevo destino, el Ayuntamiento, para evitar los males que se iban a producir, había llegado a un acuerdo con D. Antonio Montesdeoca Sánchez y su esposa, que con anterioridad habían tenido una escuela privada, para que volvieran a abrirla de nuevo, aportando el local y el mobiliario necesario la Corporación Municipal.
El 27 de junio de 1920 sólo quedaba un vocal de la Junta Local de 1ª Enseñanza, situación que ya duraba dos meses, y visto que el Delegado de Gobierno no había hecho los nombramientos, aquel dejaba de concurrir a las sesiones, hasta que la referida Junta no estuviera completa. En la última sesión del primer libro de Actas de la Junta Local, sólo estuvieron presentes el alcalde D. José Rivero Viera y el secretario D. Miguel Padilla, decidiendo no convocarla más, hasta que fueran nombrados los nuevos vocales.[57] Debemos decir que aquellas primeras Juntas Locales de 1ª Enseñanza de San Lorenzo llevaron a cabo, con una gran ilusión, un trabajo serio y constante, influyendo muy directamente en todos los avances que se dieron. En el mes de abril del año 1922 se volvieron a nombrar vocales de 1ª Enseñanza, recayendo en los concejales: D. José García y D. Fernando Villegas.[58]
El Delegado del Gobierno mandó, en el año 1922, a incluir en el presupuesto extraordinario del Ayuntamiento una cantidad para reparar los edificios escolares, desde San Lorenzo se le contesta que en lo referente a los locales que hacían la función de escuelas, se había llegado a un acuerdo con los propietarios, evidentemente eran de alquiler, para que ellos mismos los reparasen[59], lo que no siempre llevaban a efecto, generando quejas por parte de los docentes. En aquellos momentos la escuela de niños de Tamaraceite estaba situada en la Carretera que iba desde Las Palmas a Arucas, concretamente en el número 29, la escuela de niños de San Lorenzo se encontraba en la calle León y Castillo Nº 4 y la de niños de Tenoya en el Nº 33 de la calle del mismo nombre.[60]
En el año en cuestión, la maestra, de la escuela privada de Tamaraceite, se lamentaba de que su local no tenía la capacidad suficiente. Uno de los concejales manifestaba al respecto: “... en esta escuela privada reciben instrucción gran número de alumnas, con bastantes adelantos y aprovechamientos que no se observan en las escuelas nacionales, las cuales para continuar como hasta la fecha, es mejor que se vayan cerrando porque ningún adelanto se ve en los alumnos que a ellas asisten, en cambio en las privadas llevan debidamente su cometido, a satisfacción de los padres, por lo que ruego al Alcalde que atienda al fallo de la Dirección General del ramo al respecto”.[61]
Es evidente que este concejal no era todo lo justo que algunos de los maestros nacionales merecían, casos que ya hemos comentado, pero ya desde aquellos momentos comenzaba, a nivel popular, el litigio entre la escuela pública y la privada.
De la nueva Corporación Municipal, nombrada en el año 1923: cinco miembros sabían firmar, uno lo hacía con dificultad, mientras seis de ellos no supieron hacerlo,[62] lo que equivale a que un 50% de los concejales eran analfabetos. Hacía ya unos 75 años que se había fundado la primera escuela pública en San Lorenzo, pero el porcentaje de población analfabeta seguía siendo altísimo, incluso entre aquellas personas que iban a dirigir los destinos de la colectividad.
Tampoco los esfuerzos de la Junta Local y Ayuntamientos anteriores, con respecto al absentismo escolar, habían tenido los resultados esperados. Lo corroboran las palabras del concejal Cabrera Suárez: “...ruego que se adopten las medidas necesarias, tan pronto comience el curso, para obligar a los niños y niñas a asistir a las escuelas, principalmente a los primeros, que se dedican a vagar por las calles y a causar daños en las propiedades, a cuyo efecto debe multarse a los padres que no manden a sus hijos a la escuela”.
Junto al esfuerzo de las Corporaciones locales, en materia educativa, estaba el del Gobierno de la Nación, y así se recibió el 23 de agosto de 1923 una comunicación del Director General de 1ª Enseñanza, manifestando que por Real Orden de 26 de marzo le había sido concedido, a las escuelas nacionales del municipio de San Lorenzo, el material comprendido en el grupo A del adquirido por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.[63]
Se continuaba con la creación de nuevas escuelas y por Real Orden de 9 de agosto de 1924, con carácter provisional, se creaba la escuela nacional de niños de Siete Puertas. Desde el Ayuntamiento de San Lorenzo se decidía solicitar la escuela pública de Casa Ayala.[64]
Por las mismas fechas el párroco de San Lorenzo enviaba al Obispado una memoria sobre las escuelas de su jurisdicción, en la que se decía que habían 11 escuelas, de las que 8 de ellas eran públicas y 3 las privadas. Además especificaba que en todas ellas se disponía del texto del Padre Ripalda, por ser todas ellas de creencias católicas.[65]
En el año 1936 ya se habían creado otras escuelas públicas de niños[66]: en Los Lomos, situada en el barrio de El Cardón, frente a la prisión militar; en Las Rehoyas, ubicada en la carretera general Nº 45; en el Dragonal, justo en el camino público Nº 1; en el Lomo de San Pedro de Tenoya, en la calle Salvial Nº 14; en Guanarteme, concretamente en la calle letra E y otra accesoria en la esquina de las calles L y T, además otra de niñas en la calle letra E; en las Arenas existían dos escuelas accesorias en las calles 1 y 5. Vemos que las escuelas se multiplicaban, debido al descomunal aumento de población ya reseñado. Con ocasión de las fiestas de San Lorenzo, el día 22 de noviembre del año en cuestión, se reunieron en el templo parroquial los alumnos y alumnas, con sus respectivos maestros y maestras, de las 30 escuelas de la Jurisdicción.[67]
Es el año en que aparecen las listas de los trabajadores que abandonaron sus puestos de trabajo, debido al miedo que les produjo el cambio de régimen político y posiblemente por estar relacionados con algún sindicato de izquierdas, y en aquellas condiciones estaba el maestro nacional de San Lorenzo D. Bartolomé Hernández, que tenía su domicilio en Tamaraceite.[68] No todos abandonan sus puestos de trabajo, y en el mes de noviembre, a pesar de ser de ideas contrarias a los militares sublevados, hubo un expediente tramitado por el Presidente del Círculo Socialista de la Minilla(en Guanarteme), para que se subvencionara a las escuelas particulares creadas en aquella barriada. Desde la Alcaldía se acordó conceder 125 pesetas para el colegio particular Agustín de León, sito en La Minilla, pasando a denominarse “Colegio particular Largo Caballero”. En el mes de noviembre desde la Alcaldía se anunció que dicho colegio no recibiría más ayudas de la Corporación[69]. Con fecha 11 de enero de 1937 se informaba desde el Ayuntamiento de San Lorenzo que “no existen actualmente grupos escolares ni institutos con nombres anticatólicos o antipatrióticos”.[70]
También llegó, con fecha 1 de octubre, una circular del Gobierno Civil para que fuera colocada en todas las escuelas del Municipio la “Sagrada Imagen de Cristo”.[71] Sin embargo se deniega al maestro de San Lorenzo un depósito de porcelana y su correspondiente vaso para el agua, un sillón, dos mesas con sus correspondientes sillas y unos mapas, alegando el Ayuntamiento que sólo corría a cargo de los municipios los gastos de instalación de las escuelas en el momento de ser creadas, y que los gastos de conservación, reparación y reposición de material corrían a cargo de los presupuestos de las escuelas.[72]
En el mismo mes del año 1937 entraba como maestro nacional interino de la escuela de niños del Dragonal D. Bruno Déniz Marrero, también D. Remigio Sáenz Infante entró como docente en la escuela de Siete Puertas el día 25 de noviembre, y desde el día uno de septiembre hasta el dos de diciembre del mismo año sería D. Abrahan González Arencibia, cura párroco de San Lorenzo, el que ejerciera como docente en la escuela del casco de San Lorenzo, cargo que desempeñó al ser designado por el Alcalde, por haber sido movilizado a filas el maestro interino que venía ejerciendo dicha función, sustituyéndole el mencionado día dos de diciembre D. Juan Bravo de Laguna Marrero.[73]
En el año 1939 salía una lista de las maestras y maestros nacionales que se habían dedicado a actividades políticas “... de índole profesional o social, de carácter extremista de izquierdas, marxistas o comunistas, o que han dado enseñanzas inmorales o antirreligiosas, según informes recibidos y noticias adquiridas”. En aquella terrible lista aparecía el nombre de Dª. Juana González Monzón, maestra de San Lorenzo.[74]
En este apartado de la historia de la educación he querido rendir un homenaje a todos aquellos maestros y maestras, así como a todos los que, de una manera o de otra, pusieron algo de su parte por mejorar la cultura de los pueblos. Nombrarles a todos no sería posible, porque siempre se te quedaría alguien atrás, pero sí reconocer los intentos de establecer las primeras escuelas para niños pobres y, como no, reconocer el trabajo de los educadores del siglo XIX y comienzos del XX, para terminar en los que ejercieron esta profesión en los difíciles momentos del período de la Guerra Civil.
Juan Francisco Santana Domínguez
* Este trabajo es el capítulo referente a la educación que aparece en el libro “Historia del Municipio de San Lorenzo: Recuperando la Memoria Histórica”. Actualmente dispongo de nuevo y amplísimo material que podría suponer una nueva publicación. Junto con el presente trabajo pudiera acercarse a una historia más completa del tema en cuestión.
[1] NEGRÍN FAJARDO, O.: La enseñanza en Canarias.. Las Palmas de G.C. 1982, pp. 18-23.
[2] A.H.P.L.P. Lorenzo Hernández Millares. Nº 1.689, fs. 177r-189v.
[3] Ibídem. Andrés Cabrera de León. Nº 1.894, a 30/8/1801, s.f.
[4] A.P.S.L. Documentos sueltos Nº 1. Mandatos, circulares del siglo XVII al XIX. s.f.
[5] SEIX, F.: Enciclopedia Jurídica Española. Barcelona 1910, p. 463.
[6] A.D.L.P. Legajo sobre privilegios de religiosos: 1802 -1814, s.f.
[7] DARIAS MONTESINO, E.: Ojeada histórica sobre la cultura en las Islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife 1934, pp. 75 y ss.
[8] Colección de Reales Decretos, Órdenes y Reglamentos, relativos a Instrucción Primaria elemental y superior Madrid 1850, p.70.
[9] ZUFIRÍA, J. V. y MONTEVERDE, J.J.: Guía de las Isalas Canarias. 1840.
[10] Boletín Oficial de la Provincia de Canarias. (B.O.P.C.) Nº 75, de 26/6/1840.
[11] Ibídem. Nº 88, p. 2, de 22/7/1846.
[12] Colección de Reales Decretos, Órdenes y Reglamentos, relativos a Instrucción Primaria elemental y superior. Madrid, 1850. p. 70-83.
[13] B.O.P.C. Nº 33, p. 1, de 17/3/1847.
[14] Ibídem. Nº 84, de 17/7/1848.
[15] Ibídem. Nº 79, de 3/7/1848.
[16] Ibídem.
[17] DÉNIZ GREK, D.: Historia de Canarias. T. 3, p. 912. Inédito.
[18] A.D.L.P. Asuntos pertenecientes a la parroquia de San Lorenzo. Arciprestazgo del Norte de la Isla. Nº 4, de 2977/1848. s.f.
[19] B.O.P.C. Nº 13, p. 2, de 30/1/1852.
[20] Boletín Oficial del Distrito de Gran Canaria. Nº 10, de 3/8/1852; Nº 36, de 25/4/1853.
[21] A.P.S.L. Certificados del S. XIX. s.f.
[22] SEIX, F.: Enciclopedia Jurídica Española. Barcelona 1910, p. 464.
[23] Boletín Oficial del Distrito de Gran Canaria. Nº 13, p. 4, de 14/2/1854.
[24] OLIVE, P. de.: Diccionario Estadístico - Administrativo de las Islas Canarias. Barcelona 1864, p. 921.
[25] Ibídem. p. 922.
[26] A.A.L.P. Libro de Actas de la Junta Local de 1ª Enseñanza. Nº 1, fs. 53 y ss.
[27] A.P.S.L. Documentos sueltos I. Fajo de rectificaciones de partidas. Sorteo de 1871.
[28] Ibídem. Imposiciones y otros documentos. fs. 31r-33v; 34r-38r.
[29] B.O.P.C. Nº 141, de 24/11/1890.
[30] Ibídem. Nº 25, p. 1, de 27/2/1891.
[31] B.O.P.C. Nº 119, p. 1, de 3/10/1892; Nº 62, p. 1, de 23/5/1892.
[32] PEÑARANDA, F.: Anuario Estadístico de Gran Canaria de 1902. pp. 237-238.
[33] B.O.P.C. Nº 2, pp. 2-3, de 3/1/1890.
[34] Ibídem. Nº 85, p. 1, de 1677/1900.
[35] A.A.L.P. Libro de Actas del Ayuntamiento de San Lorenzo: 1922 - 1923. fs. 20 y ss.
[36] A.D.L.P. Parroqiales Norte. Parroquia de entrada: San Lorenzo. s.f.
[37] A.A.L.P. Libro de Actas de la Junta Local de 1ª Enseñanza de San Lorenzo. Nº 1, f. 1.
[38] Ibídem. fs. 1v y ss.
[39] Ibídem. fs. 5v y ss.
[40] Ibídem. fs. 4r y ss.
[42] Ibídem. fs. 6v y ss.
[43] Ibídem. fs. 24v y ss.
[44] Ibídem. fs. 29-34.
[45] Ibídem. fs. 44r-55v.
[46] Ibídem. fs. 13v y ss.
[47] Ibídem. fs. 24 y ss.
[48] Ibídem. fs. 35-42.
[49] Ibídem. fs. 16 y ss.
[50] Ibídem. fs. 29-34.
[51] Ibídem. fs. 44 y ss.
[52] Ibídem. fs. 77r-96v.
[53] Ibídem. fs. 47 y ss.
[54] Ibídem. fs. 53r-62r.
[55] A.A.L.P. Libro de Actas de San Lorenzo: abril de 1924 - febrero de 1925. f. 7r.
[56] Ibídem. f. 52v.
[57] Ibídem. Libro de Actas de la Junta Local de 1ª Enseñanza. fs. 63r-98r.
[58] A.A.L.P. Libro de Actas del Ayunt. de San Lorenzo: 1922 - 1923. fs. 21 y ss.
[59] Ibídem. fs. 3 y ss.
[60] B.O.P.C. Nº 1, de 2/1/1922.
[61] A.A.L.P. Libro de Actas del Ayunt. de San Lorenzo: 1922 - 1923. fs. 68-69.
[62] Ibídem. 1923 - 1924. fs. 1r-17v.
[63] Ibídem. fs. 18 y ss.
[64] Ibídem. fs. 48v, 56v.
[65] A.P.S.L. Paquete de cuentas de Fábrica. Documentos sueltos Nº 1. s.f.
[66] B.O.P.C. Nº 8, p. 13, de 8/1/1936.
[67] A.H.P.L.P. Gobierno Civil: Orden Público. Nº 3, noviembre de 1936. s.f.
[68] Ibídem. Negociado 3º. Julio de 1936.
[69] A.A.L.P. Libro de Actas de San Lorenzo: 4/9/1936 a 14/6/1937. fs. 41r-41v.
[70] A.H.P.L.P. Gobierno Civil Nº 3, enero de 1937, s.f.
[71] A.A.L.P. Libro de Actas de San Lorenzo: 4/9/1936 a 14/6/1937. f. 25v.
[72] Ibídem. a 4/11/1936.
[73] A.H.P.L.P. Material sin clasificar correspondiente al año 1937. El Director del Archivo me permitió acceder al mismo, lo que le agradezco profundamente.
[74] A.H.P.L.P. Gobierno Civil. Carpetilla Nº 3, mes de mayo de 1939, s.f.
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