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Cuevas Blancas es un topónimo de los más antiguos de la Isla, una vez comenzada la conquista, y ya en los primeros repartimientos de tierras que se hacen entre los conquistadores se cita. El 23 de febrero de 1551 Pedro Ximénez Casasola y Juan de Ribera piden a la Audiencia que se les asigne 100 fanegadas de tierras en Tamarazaite, que lindaban con el caminillo de atajo a Tenoya que iba hacia las Cuevas Blancas que son hacia la parte del mar y por la otra parte lindaban con el Barranquillo de Jacomar, dicen los expresados personajes que la querían[1] para “sembrar e aprovechar en pan y desmontar los cardones y leñas”, evidentemente no se trataba de un barranco seco y pelado sino que estaba muy cubierto de vegetación, en donde abundaba la madera, que por aquellos momentos se utilizaba en los ingenios azucareros. Para ver como van cambiando de manos esas tierras podemos irnos al 21 de abril de 1671, y en aquella fecha los Herederos del Capitán D. Bartolomé de Muxica Lezcano y Dª Ambrosia Serrate de Figueroa vecinos que habían sido de esta Isla, dan su consentimiento para que se puedan vender sus posesiones y entre otras se encontraban: una suerte grande de tierras de labradío en Tamarasaite, en la Cruz del Ovejero[2], otra suerte denominada Los Guirres, en el Cardonal de Tamarasaite que llaman Cuevas Blancas, lindaban con los Cercados de Guillén de Ayala, a la pared a dar al Llano del Mar. Con respecto a Los Guirres[3], en Tamarasayte, hay un documento que ya lo menciona en el año 1601, aludiendo a que había sido de sus padres, con lo que este topónimo es del siglo XVI.

Años después José e Isabel de Medina venden a Juan Cabrera, todos vecinos de Tenoya, “dos pedazos de tierra labradía con arrifes, de una fanegada y ocho celemines de extensión en Cuevas Blancas”, que habían sido heredados de Josefa Lorenzo[4], su madre, todo ello se firmó el 7 de septiembre de 1757.

El día 1 de noviembre de 1879, con ocasión de los grandes temporales de aguas ocurridos en el mes de octubre del citado año que hicieron que los maltrechos caminos de la Jurisdicción de San Lorenzo, y posiblemente los de otros pueblos de la Isla, quedaran prácticamente arruinados, tal fue la cantidad de agua que cayó que el vecino Pantaleón Díaz Suárez pidió ayuda al Ayuntamiento para que se limpiara el Barranquillo de Cuevas Blancas, que había quedado totalmente obstruido por las aguas. Se le contestó que debido a las carencias económicas del momento sólo se iba a abordar la composición de los caminos[5].

Unos datos del año 1794 nos dan información sobre el Lomo Blanco y sus alrededores, era el propietario Gregorio de Arencibia, vecino de la Ciudad, que le dejó a su sobrino Juan Antonio de Arencibia, hijo de Simón de Arencibia y de Dª Juliana Ponce, vecinos del Lugar de San Lorenzo, un patrimonio vitalicio con sus bienes por no tener capellanía y ser buen estudiante. Entre otras tierras se trataba de una suerte en Laderas Blancas, que lindaba por arriba el Camino de la Casa de Ayala, por abajo las tierras del donante, a un lado su hermano José de Arencibia y por el otro los Herederos de Salvador Ribero; otra suerte en la Cueva de Pablo López que linda por arriba el Barranco de Cueva Blanca, por abajo las tierras del donante, por un lado su hermana María de Arencibia y por el otro su hermano José de Arencibia[6]. También le deja otra suerte en Lomo Blanco, sobre la Esparraguera; otra en Monguía y otra en la Hoya de Pompeo que lindaban por arriba y a un lado con tierras del Convento de San Pedro Mártir; otra en el Barranquillo de Jacomar y otra en El Charco del Teniente que lindaba por abajo con el citado barranquillo y a un lado el Mayorazgo de Matos. Todas esas tierras estaban situadas en el Lugar de San Lorenzo. Lo firmó el otorgante el día 25 de marzo de 1794.

Hoy en día seguimos contando con aquel topónimo de finales del siglo XV y comienzos del XVI, nombre dado al lugar por los primeros conquistadores, que al llegar a la zona, posiblemente, se sorprendieran por la blancura de aquel terreno calizo y por las cuevas habitación que utilizaban los canarios que allí vivían*.

Juan Francisco Santana Domínguez
Doctor en Historia



* Este artículo, con algunos pequeños cambios, lo podemos encontrar en el libro “Notas sobre el Municipio San Lorenzo de Tamaraceite: un ejemplo de injusticia histórica”, del mismo autor.


[1] Ronquillo, Manuela y Aznar Vallejo, Eduardo. “Repartimeintos de Gran Canaria”. Madrid 1998. pp. 466-467.
[2] A.H.P.L.P. Diego Álvarez de Silva. Prot. 1287. f. 282v.
[3] A.H.P.L.P. Betancourt Luis. Nº 970. Años 1599 – 1602. De 20 de septiembre de 1601. Sin f.
[4] A.H.P.L.P. Juan Guerra de Quintana. Protocolo 1667. Sin f.
[5] A.H.P.L.P. Libro de Actas del Ayuntamiento de San Lorenzo Nº 5. 1/11/1879.
[6] A.H.P.L.P. Manuel Román Falcón. Protocolo 1818. f. 129r – 132v.

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Comentarios   

0 #1 Cristopher 30-07-2010 17:16
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