Uno de los lugares más emblemáticos de la jurisdicción es La Montañeta, topónimo que fue lugar importante de concentración de los antiguos habitantes de Canarias. Me imagino aquel poblado, en sus cuevas de la montaña, rodeados de barrancos ricos en agua y tierras cubiertas de miles de palmeras, vegetación que dio nombre al cantón o reino de Atamarasaid.
El cantón de Atamarasaid tuvo su centro en La Montañeta y por esta zona vinieron los conquistadores a saquear los campos de cultivos y a quemar los poblados, así como a hacer prisioneros y a eliminar resistencias. Ubicando aquí otra fortaleza, totalmente diferente a la natural y con otra función, ajena a los intereses de los isleños. Y así desde finales del siglo XV, existió la figura de un destacado militar al mando de la “Fortaleza de Tamaraceite”. Todo parte de que con posterioridad al año 1480 se levantaron fortalezas en Moya, Gáldar y Tamaraceite, en tiempos de Pedro de Vera, gobernador de la Isla[1], con el objetivo de que desde dichas fortalezas se hicieran incursiones en los territorios que por aquellas fechas continuaban siendo frecuentados por los indígenas que se resistían a entregarse al enemigo.[2]
De los orígenes canarios de la población de La Montañeta, no sólo perduraron las cuevas, como señal inequívoca de aquel importante asentamiento, sino que también nos han llegado documentos en los que se puede apreciar el valor de aquellos hombres y mujeres que se enfrentaron a las tropas de Juan Rejón o Pedro de Vera por la defensa de su reino, al ver que aquellos extranjeros se asentaban en un territorio que les pertenecía.
El paso de los años hizo que se perdiese la pista sobre las mencionadas fortalezas, pero la de Tamaraceite siguió desempeñando sus funciones y así consta en un documento del 13 de febrero del año 1525, en donde el bachiller Pedro de Brolio, cura de la Iglesia de Santa Ana, arrienda a Juan Castellano todas las tierras de sequero que tenía en Tamaraceite, cerca de la Fortaleza del mencionado lugar.[3]
Pasa el tiempo y en una partida de bautismo del día 18 de marzo de 1689, el Sargento de la Compañía de Tamaraceite, Blas González del Rosario, hizo de padrino de bautizo de un recién nacido[4], lo que demuestra que la Fortaleza se seguía utilizando por una compañía de las milicias isleñas. Aún en los años finales del siglo XVIII, concretamente en el año 1769, se seguía hablando de la Compañía del Lugar de San Lorenzo, y a cuyo frente se encontraba el Sargento José Ramos[5]. Es cosa lógica que se cite ahora como la Compañía de San Lorenzo, ya que Tamaraceite era un pago más del mencionado Lugar, y con el paso del tiempo la condición de Lugar de San Lorenzo de Tamaraceite fue cogiendo mucha más consistencia y arraigo entre sus pobladores.
Volviendo atrás en el tiempo, en los primeros repartimientos de tierras, según termina la Conquista, le fue asignada la zona de La Montañeta de Tamaraceite a Juan de Rivera. En un documento fechado el 16 de octubre del año 1551 García de Osorio decía que había comprado, a los Herederos de Gonçalo de Segura, ocho fanegadas que a los mencionados les fueron dadas en el Repartimiento de Tamaraseyte “que son como pasamos el Barranco de Tamaraseyte desta parte de la montañeta bermeja acá hacia el dicho Barranco”. Evidentemente el pedimento que se hacía a la Audiencia fue anulado por lo que expuso el verdadero poseedor de aquellas tierras, Juan de Ribera[6].
El nombre del primer poseedor de La Montañeta, una vez finalizada la conquista, se va a mantener durante mucho tiempo y así podemos ver como Pedro de Ayala Cañero vendía un pedazo de tierra “de pan sembrar en Tamarasayte, que lindaba con Juan Gómez y por la otra La Montañeta[7] que dicen de Juan de Rivera, siendo el primer pago en 1618”. En el año 1652 hay una venta de Francisco Amador, vecino de la Ciudad, a Pedro Hernández Cardoso vecino del Lugar de San Lorenzo, de un solar donde dicen la Montañeta de Juan Rivera, lindaba por arriba con las casas de Juan González y por debajo el Camino Real que iba a Arucas y otros lugares[8]. Vemos como “de Ribera” pasa a “Rivera” a lo largo del siglo XVII y, de forma inexorable, el paso del tiempo ha hecho que hoy en día sólo se conserve “La Montañeta”, en detrimento de aquel personaje* del siglo XVI.
* Este artículo tiene como base los libros: “Notas sobre el Municipio San Lorenzo de Tamaraceite: un ejemplo de injusticia histórica”, y “Historia del Municipio San Lorenzo de Tamaraceite: Recuperando la Memoria Histórica”, del mismo autor.
[1] VIERA Y CLAVIJO, J.: Historia de Canarias. Madrid 1978. Tomo 1, p. 226.
[2] DEL CASTILLO, P. A.: Descripción Histórica y Geográfica de las Islas Canarias. T. I, fasc. II, p. 435.
[3] A.H.P.L.P. Cristóbal de San Clemente. Nº 737, fs. 72r-73r.
[4] A.P.S.L. Libro de Bautismos. Nº 1, f. 52r.
[5] A.D.L.P. Libro de Cuentas de la Mayordomía de Nª Sª del Buen Suceso de San Lorenzo. fs. 1-15
[6] Ronquillo, Manuela y Aznar Vallejo, Eduardo. “Repartimeintos de Gran Canaria”. Madrid 1998. pp. 457.
[7] A.H.P.L.P. Coventos. Legajo 34 – 3.
[8] A.H.P.L.P. Francisco de Moya. Nº 1.203, fs. 305-306.
El cantón de Atamarasaid tuvo su centro en La Montañeta y por esta zona vinieron los conquistadores a saquear los campos de cultivos y a quemar los poblados, así como a hacer prisioneros y a eliminar resistencias. Ubicando aquí otra fortaleza, totalmente diferente a la natural y con otra función, ajena a los intereses de los isleños. Y así desde finales del siglo XV, existió la figura de un destacado militar al mando de la “Fortaleza de Tamaraceite”. Todo parte de que con posterioridad al año 1480 se levantaron fortalezas en Moya, Gáldar y Tamaraceite, en tiempos de Pedro de Vera, gobernador de la Isla[1], con el objetivo de que desde dichas fortalezas se hicieran incursiones en los territorios que por aquellas fechas continuaban siendo frecuentados por los indígenas que se resistían a entregarse al enemigo.[2]
De los orígenes canarios de la población de La Montañeta, no sólo perduraron las cuevas, como señal inequívoca de aquel importante asentamiento, sino que también nos han llegado documentos en los que se puede apreciar el valor de aquellos hombres y mujeres que se enfrentaron a las tropas de Juan Rejón o Pedro de Vera por la defensa de su reino, al ver que aquellos extranjeros se asentaban en un territorio que les pertenecía.
El paso de los años hizo que se perdiese la pista sobre las mencionadas fortalezas, pero la de Tamaraceite siguió desempeñando sus funciones y así consta en un documento del 13 de febrero del año 1525, en donde el bachiller Pedro de Brolio, cura de la Iglesia de Santa Ana, arrienda a Juan Castellano todas las tierras de sequero que tenía en Tamaraceite, cerca de la Fortaleza del mencionado lugar.[3]
Pasa el tiempo y en una partida de bautismo del día 18 de marzo de 1689, el Sargento de la Compañía de Tamaraceite, Blas González del Rosario, hizo de padrino de bautizo de un recién nacido[4], lo que demuestra que la Fortaleza se seguía utilizando por una compañía de las milicias isleñas. Aún en los años finales del siglo XVIII, concretamente en el año 1769, se seguía hablando de la Compañía del Lugar de San Lorenzo, y a cuyo frente se encontraba el Sargento José Ramos[5]. Es cosa lógica que se cite ahora como la Compañía de San Lorenzo, ya que Tamaraceite era un pago más del mencionado Lugar, y con el paso del tiempo la condición de Lugar de San Lorenzo de Tamaraceite fue cogiendo mucha más consistencia y arraigo entre sus pobladores.
Volviendo atrás en el tiempo, en los primeros repartimientos de tierras, según termina la Conquista, le fue asignada la zona de La Montañeta de Tamaraceite a Juan de Rivera. En un documento fechado el 16 de octubre del año 1551 García de Osorio decía que había comprado, a los Herederos de Gonçalo de Segura, ocho fanegadas que a los mencionados les fueron dadas en el Repartimiento de Tamaraseyte “que son como pasamos el Barranco de Tamaraseyte desta parte de la montañeta bermeja acá hacia el dicho Barranco”. Evidentemente el pedimento que se hacía a la Audiencia fue anulado por lo que expuso el verdadero poseedor de aquellas tierras, Juan de Ribera[6].
El nombre del primer poseedor de La Montañeta, una vez finalizada la conquista, se va a mantener durante mucho tiempo y así podemos ver como Pedro de Ayala Cañero vendía un pedazo de tierra “de pan sembrar en Tamarasayte, que lindaba con Juan Gómez y por la otra La Montañeta[7] que dicen de Juan de Rivera, siendo el primer pago en 1618”. En el año 1652 hay una venta de Francisco Amador, vecino de la Ciudad, a Pedro Hernández Cardoso vecino del Lugar de San Lorenzo, de un solar donde dicen la Montañeta de Juan Rivera, lindaba por arriba con las casas de Juan González y por debajo el Camino Real que iba a Arucas y otros lugares[8]. Vemos como “de Ribera” pasa a “Rivera” a lo largo del siglo XVII y, de forma inexorable, el paso del tiempo ha hecho que hoy en día sólo se conserve “La Montañeta”, en detrimento de aquel personaje* del siglo XVI.
Juan Francisco Santana Domínguez
Doctor en Historia
Doctor en Historia
* Este artículo tiene como base los libros: “Notas sobre el Municipio San Lorenzo de Tamaraceite: un ejemplo de injusticia histórica”, y “Historia del Municipio San Lorenzo de Tamaraceite: Recuperando la Memoria Histórica”, del mismo autor.
[1] VIERA Y CLAVIJO, J.: Historia de Canarias. Madrid 1978. Tomo 1, p. 226.
[2] DEL CASTILLO, P. A.: Descripción Histórica y Geográfica de las Islas Canarias. T. I, fasc. II, p. 435.
[3] A.H.P.L.P. Cristóbal de San Clemente. Nº 737, fs. 72r-73r.
[4] A.P.S.L. Libro de Bautismos. Nº 1, f. 52r.
[5] A.D.L.P. Libro de Cuentas de la Mayordomía de Nª Sª del Buen Suceso de San Lorenzo. fs. 1-15
[6] Ronquillo, Manuela y Aznar Vallejo, Eduardo. “Repartimeintos de Gran Canaria”. Madrid 1998. pp. 457.
[7] A.H.P.L.P. Coventos. Legajo 34 – 3.
[8] A.H.P.L.P. Francisco de Moya. Nº 1.203, fs. 305-306.