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Este pequeño trabajo sólo pretende poner un primer granito de un proyecto mucho más extenso, que está por hacer. Se tienen noticias orales del origen de algunos pobladores que llegaron al Barranquillo de Don Zoilo en la primera mitad del siglo XX, desde Fuerteventura[1], pero son escasas y también desconocidas, por la gran mayoría de la población, las informaciones que se tienen de que esta Joya u Hoya perteneció al Municipio de San Lorenzo hasta el día 31 de diciembre de 1939. Las notas históricas y el trabajo que está por hacer debe ser una invitación a que historiadores y amantes de la historia se aventuren a buscar en la información que se dispone en los libros de actas del Municipio de San Lorenzo y en los diferentes protocolos notariales para sacar a la luz otros aspectos de la historia del Barranquillo de Don Zoilo.

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Fotografía tomada de La Provincia.es.  Autor JC Castro

Cuando llegan los conquistadores, al servicio de los Reyes Católicos, a la Isla, en el siglo XV, van a encontrarse con una zona en el noreste que estaba ocupada por un gran cantón, el de Atamarasaid. Al intentar hacerse con el poder deben recorrer, en primer lugar, esta parte de la Isla y se van a encontrar con la dificultad de la orografía, un terreno muy plegado que estaba formado por pequeños barrancos que se extendían desde la Fortaleza de Santa Ana hasta el mar que la delimitaba por el norte, dándole el nombre de Rehoyas. El topónimo de Las Rehoyas hace alusión a muchas hoyas o espacios llanos que quedan entre los numerosos pequeños barrancos.

Con el paso de los años aquellas Hoyas fueron tomando diferentes nombres. Hoya de Enamorado, Hoya de Paterna, Hoya de La Gallina y más recientemente, Barriada de Carló, que más tarde pasaría a denominarse Barriada de Schamann. Toda la zona de Las Escaleruelas, Escalerillas, la actual Escaleritas, también llamada La Escalerita, y el resto de los barrancos, hasta llegar a la muralla de Mata era conocida como Las Rehoyas, por tanto no coincide con lo que actualmente se ciñe a la zona denominada Las Rehoyas. En el año 1836 se hacía mención a la Cuesta de las Escalerillas y dos años después se habla de la casita de alojamiento en El Cordón de las Escalerillas que se utilizaba para el alojamiento de los comisionados y para custodiar la correspondencia oficial del Municipio de San Lorenzo. Otra de aquellas hoyas pasaría a denominarse, ya en el comienzo del siglo XX, como las Cuevas de Don Zoilo y con posterioridad Barranquillo de Don Zoilo.

El Barranquillo de Don Zoilo pertenecía en el año 1906 al distrito de Tamaraceite, fecha en que el municipio estaba dividido en dos distritos, el de San Lorenzo y el de Tamaraceite. El distrito de Tamaraceite comprendía: Tamaraceite, Rehoyas, Dragonal Casa Ayala y Asestadero y dentro de Rehoyas estaban comprendidos: Las Rehoyas, Los Lomos, Guanarteme, Las Arenas y Los Barrancos.  Dentro de aquellos Barrancos estaba el de Don Zoilo.

En el Censo del año 1930 aparece que en la Sección Nº 2 de Tamaraceite se encontraba la Cueva de Don Zoilo. Allí vivian Gregorio Cáceres de la Cruz, jornalero de 25 años y Vicente Cáceres Lemes de 62 años, también jornalero. Ninguno de los dos sabía leer ni escribir. La población allí asentada era de origen humilde, trabajadores relacionados con la agricultura, la construcción y de forma evidente, los primeros negocios para abastecer a los vecinos de aquel lugar: comercios, tiendas, bares y cafeterías.

En el año 1935, en concreto en el mes de octubre, el vecino D. Antonio Batista Gutiérrez, solicitaba un permiso al Ayuntamiento de San Lorenzo, para abrir un café en el Barranquillo de Don Zoilo, señal inequívoca que allí ya se asentaba una pequeña parte de la población del Municipio de San Lorenzo.

Un año después, en 1936, el vecino D. Bernardo Rodríguez Perdomo pedía un permiso, en el Ayuntamiento de San Lorenzo, para poder abrir un bodegón en el Barranquillo de Don Zoilo.

Poco a poco aquel barranquillo, aquella joya u hoya, fue modificándose, con viviendas de autoconstrucción, como forma de dar respuesta a las carencias de la población que allí se fue asentando, y las cuevas fueron dando paso a las primeras edificaciones que estaban a un paso de la Ciudad, siendo uno de los lugares fronteros de San Lorenzo con el municipio de Las Palmas de Gran Canaria.

Juan Francisco Santana Domínguez

Doctor en Historia

[1] Información oral dada por D. Jorge Reyes.

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