En la plaza de este conjunto histórico-artístico de Tamaraceite se practicaba el hoy recuperado arrastre de bueyes
La idea de restaurar la antigua ermita de San Antonio Abad de Tamaraceite, por parte del Cabildo Insular de Gran Canaria, además de catalogarla como "Bien de Interés Cultural", me parece encomiable, pero este paso, se tuvo que haber dado muchísimo antes. No se tenía que llegar a la situación actual de expolio y abandono, por parte de la Diócesis de Canarias.
Cuando en el 1982, Matías Vega Guerra, dona a la Diócesis, este extraordionario conjunto histórico artístico, pone como condiciones, que los gastos de reparación corran a cargo de la citada institución y que sean adscritos a la Parroquia de Tamaraceite y dedicada al culto católico. En otro apartado al culto católico. En otro apartado de ese escrito, se pide que las grandes piedras que se encuentran en su plaza, sean conservadas, pues su antigüedad, su origen y su uso, son de una gran rareza en las Islas. Dichas piedras eran destinadas al arrastre de bueyes, para ver qué pareja era capaz de arrastrar dichas piedras en el menor tiempo posible y sobre una distancia marcada.
Esta prueba de arrastre de bueyes, nos acerca y nos hermana con el pueblo vasco, algo que no nos puede extrañar, pues muchos de lso primeros conquistadores, después de terminada la conquista de la isla, logran repartos de tierras, encontrando entre ellos a varios de origen vasco. Concretamente en esta zona va a destacar la familia de los Moxica y si no los primeros, allá por finales del siglo XV o comienzos del XVI, serán sus descendientes los que posiblemente, traigan a la Isla esta original costumbre, hoy en día recuperada con el primer concurso de arrastre de Gran Canaria, donde participaron diez yuntas, celebrado el pasado 31 de mayo.
Volviendo a la antigua ermita de San Antonio Abad, hay que decir que a comienzos del siglo XVIII, el Regidor de la Isla, G. Jacinto Falcón y Valdez, construye un oratorio en el lugar, en honor de San Sebastián y San Buenaventura y para el uso público del Vecindario de Tamaraceite. Era de reducidas dimensiones y según el Obispo, Pedro Manuel Dávila y Cárdenas, en su visita a esta zona en el año 1732, no se explicaba cómo podía denominársele ermita, si en realidad era un oratorio particular.
Lo que si se puede afirmar, es que a lo largo del tiempo, los curas de la Parroquia de San Lorenzo, u otros sacerdotes que se pagana al respecto, decían misas en la ermita, los días de fiesta.
Después del año citado de 1732, el oratorio es mandado a cerrar por la autoridad judicial, debido a que en sus cercanías, circulaba un agua en malas condiciones para la salud pública.
500 pesos de presupuesto
Pasa el tiempo, y el nieto del citado Regidor, llamado al igual que su abuelo, Jacinto Falcón, se decide a construir una ermita en honor de San Antonio Abad, En el año 1794, con ocasión de un pleito en el citado personaje y el vecindario de Tamaraceite, por la posesión de la ermita, sabemos que el pueblo fue incitado por el cura de San Lorenzo. Pedro Suárez Alvarado en contra de Jacinto Falcón. En dicho litigio, se habla de la construcciñon de la ermita, siendo su costo de construcción superior a 500 pesos, ayudando el vecindario con unas pocas limosnas para el costo de la cal. Desde el comienzo de su construcción se colocaron en ella, dos campanas (recientemente sustraídas), siendo la mayor de ellas seriamente dañada el mismo día de la inauguración , pues los vecinos con la alegría, comenzaron a tañerla, terminando por romperla y teniendo que ser mandada a fundir de nuevo.
En el año 1903, el propietario de la ermita, José Rivero Viera (alcalde de San Lorenzo en diferentes legislaturas entre 1908 y 1923), pide que se le autorice para que se pueda hacer una función religiosa a San Antonio Abad, y desde el Obispado se le constestó, que no había inconveniente, siempre y cuando que, una vez abierta al culto público, ya quedaba de hecho para la Iglesia, quedando para su dueño sólo el patronato.
Una vez restaurada la ermita de San Antonio Abad, deben volver a ella, las dos imágenes que le pertenecen: San Antonio Abad y la Virgen de la Soledad, que se hallan en depósito en la Parroquia de Tamaraceite, según deseo del donante, Matías Vega Guerra.
En cuanto a imágnes, además de las citasd, hacia el año 1765, la ermita, tenía como una imagen de gran devoción a Nuestra Señora de los Dolores. Lo cierto es que la ermita de Tamaraceite, ha prestado un gran servicio a su vecindario a lo largo del tiempo, debido a la lejanía de la Parroquia de San Lorenzo, a la cual pertenecía hasta el año 1937, fecha en la que se crea la Parroquia de Tamaraceite, siendo a partir de entonces, cuando comienza a entrar en el olvido, llegando a la lamentable situación actual.
La idea de restaurar la antigua ermita de San Antonio Abad de Tamaraceite, por parte del Cabildo Insular de Gran Canaria, además de catalogarla como "Bien de Interés Cultural", me parece encomiable, pero este paso, se tuvo que haber dado muchísimo antes. No se tenía que llegar a la situación actual de expolio y abandono, por parte de la Diócesis de Canarias.
Cuando en el 1982, Matías Vega Guerra, dona a la Diócesis, este extraordionario conjunto histórico artístico, pone como condiciones, que los gastos de reparación corran a cargo de la citada institución y que sean adscritos a la Parroquia de Tamaraceite y dedicada al culto católico. En otro apartado al culto católico. En otro apartado de ese escrito, se pide que las grandes piedras que se encuentran en su plaza, sean conservadas, pues su antigüedad, su origen y su uso, son de una gran rareza en las Islas. Dichas piedras eran destinadas al arrastre de bueyes, para ver qué pareja era capaz de arrastrar dichas piedras en el menor tiempo posible y sobre una distancia marcada.
Esta prueba de arrastre de bueyes, nos acerca y nos hermana con el pueblo vasco, algo que no nos puede extrañar, pues muchos de lso primeros conquistadores, después de terminada la conquista de la isla, logran repartos de tierras, encontrando entre ellos a varios de origen vasco. Concretamente en esta zona va a destacar la familia de los Moxica y si no los primeros, allá por finales del siglo XV o comienzos del XVI, serán sus descendientes los que posiblemente, traigan a la Isla esta original costumbre, hoy en día recuperada con el primer concurso de arrastre de Gran Canaria, donde participaron diez yuntas, celebrado el pasado 31 de mayo.
Volviendo a la antigua ermita de San Antonio Abad, hay que decir que a comienzos del siglo XVIII, el Regidor de la Isla, G. Jacinto Falcón y Valdez, construye un oratorio en el lugar, en honor de San Sebastián y San Buenaventura y para el uso público del Vecindario de Tamaraceite. Era de reducidas dimensiones y según el Obispo, Pedro Manuel Dávila y Cárdenas, en su visita a esta zona en el año 1732, no se explicaba cómo podía denominársele ermita, si en realidad era un oratorio particular.
Lo que si se puede afirmar, es que a lo largo del tiempo, los curas de la Parroquia de San Lorenzo, u otros sacerdotes que se pagana al respecto, decían misas en la ermita, los días de fiesta.
Después del año citado de 1732, el oratorio es mandado a cerrar por la autoridad judicial, debido a que en sus cercanías, circulaba un agua en malas condiciones para la salud pública.
500 pesos de presupuesto
Pasa el tiempo, y el nieto del citado Regidor, llamado al igual que su abuelo, Jacinto Falcón, se decide a construir una ermita en honor de San Antonio Abad, En el año 1794, con ocasión de un pleito en el citado personaje y el vecindario de Tamaraceite, por la posesión de la ermita, sabemos que el pueblo fue incitado por el cura de San Lorenzo. Pedro Suárez Alvarado en contra de Jacinto Falcón. En dicho litigio, se habla de la construcciñon de la ermita, siendo su costo de construcción superior a 500 pesos, ayudando el vecindario con unas pocas limosnas para el costo de la cal. Desde el comienzo de su construcción se colocaron en ella, dos campanas (recientemente sustraídas), siendo la mayor de ellas seriamente dañada el mismo día de la inauguración , pues los vecinos con la alegría, comenzaron a tañerla, terminando por romperla y teniendo que ser mandada a fundir de nuevo.
En el año 1903, el propietario de la ermita, José Rivero Viera (alcalde de San Lorenzo en diferentes legislaturas entre 1908 y 1923), pide que se le autorice para que se pueda hacer una función religiosa a San Antonio Abad, y desde el Obispado se le constestó, que no había inconveniente, siempre y cuando que, una vez abierta al culto público, ya quedaba de hecho para la Iglesia, quedando para su dueño sólo el patronato.
Una vez restaurada la ermita de San Antonio Abad, deben volver a ella, las dos imágenes que le pertenecen: San Antonio Abad y la Virgen de la Soledad, que se hallan en depósito en la Parroquia de Tamaraceite, según deseo del donante, Matías Vega Guerra.
En cuanto a imágnes, además de las citasd, hacia el año 1765, la ermita, tenía como una imagen de gran devoción a Nuestra Señora de los Dolores. Lo cierto es que la ermita de Tamaraceite, ha prestado un gran servicio a su vecindario a lo largo del tiempo, debido a la lejanía de la Parroquia de San Lorenzo, a la cual pertenecía hasta el año 1937, fecha en la que se crea la Parroquia de Tamaraceite, siendo a partir de entonces, cuando comienza a entrar en el olvido, llegando a la lamentable situación actual.
Juan Francisco Santa Domínguez, es profesor de E.G.B. y Licenciado en Historia